A pesar del tiempo transcurrido, de la evolución en lo técnico y lo táctico que ha tenido el deporte y de las aproximaciones constantes de atletas de nivel similar, el récord mundial de salto de altura de 2.45 metros de Javier Sotomayor cumplió dos décadas y media este 27 de julio.
En Cuba ha habido tantos cambios en los últimos años, que algo ocurrido hace un cuarto de siglo parece habitar en un remoto pasado. Ya no existen Morenas del Caribe, el béisbol perdió su supremacía a nivel mundial (en estos días cedió también su dominio en el área) y el atletismo sufre una decadencia que no parece tener cura.
En 1992, Cuba ocupó un quinto lugar olímpico que nunca más se repetiría. La curva de los 2000 la cogió mareado el deporte cubano, de espaldas al futuro, defendiendo un amateurismo decadente y celebrando triunfos antiguos. Cerrado en sí mismo. Repitiendo consignas y cumpliendo tareas. Cuba ya no es segunda en América y se cierne sobre nosotros la amenaza de no ser más primeros en Centroamérica y el Caribe.
Como un mito incorruptible, el récord de Sotomayor sobrevive solitario en estos tiempos malos. Y es que no fue una marca más. Tiene fibra de leyenda. Nunca antes un récord mundial de salto de altura se había mantenido en pie más de 5 años.
Nacido en Limonar, Sotomayor violó la barrera de los 2 metros con solo 15 años. Dos años después saltó por encima de los 2.33 m y con solo 21 años, en 1988, se convirtió en recordista mundial, al saltar 2,43 m, una marca que todavía no ha sido superada.
De hecho, 25 años se cumplen hoy del salto histórico de Sotomayor, pero el gigante matancero es recordista del mundo desde hace tres décadas, con ese 2,43 m, que elevó en un centímetro en 1989.
El único ser humano que ha podido igualarlo es el catarí Mutaz Essa Barshim, quien en 2014 igualó el 2,43 m y luego se ha estrellado varias veces contra alturas superiores. A cada rato se escuchan como ecos de amenaza las embestidas de Barshim y del ucraniano Bohdan Bondarenko, quienes tenían 2 y 4 años, respectivamente, cuando Sotomayor logró su hazaña.
El récord mundial de salto de altura fue impuesto por el campeón olímpico cubano el 27 de julio de 1993 en Salamanca, donde mismo rompiera la marca de 2,42 m del sueco Patrik Sjöberg dos años antes.
Ese día, en busca del nuevo récord, Sotomayor brincó sin dificultad las alturas de 2,23 m, 2,32 m y 2,38 m sin equivocarse. Falló en su primer intento en 2,45 m y luego logró salto, rozando la varilla.
Fue la tercera vez que Javier Sotomayor destrozaba el récord del mundo en 5 años.
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