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La economía de Venezuela cerrará el año con una alarmante inflación de 1.000.000%, lo que colocará al país en una situación “similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabue en 2008”, según un pronóstico emitido esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El dato fue divulgado el lunes por Alejandro Werner, el economista en el FMI a cargo del departamento que sigue la evolución de los países de la región latinoamericana, al comparar la situación de Venezuela con otros precedentes históricos.
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Los precios en Venezuela, insiste el organismo financiero, están descontrolados y el dinero está perdiendo valor a una velocidad exponencial al tiempo que se desploma la demanda. “La destrucción del sistema de precios ya está hecha”, ratificó Werner en una rueda de prensa en Washington.
El alto funcionario explicó que “ese número surge de cálculos técnicos generados por nuestro staff” y, aunque incluye un grado de incertidumbre, es “mayor al que puede tener una proyección de algún otro país” con inflación menor.
El FMI prevé además que el Gobierno de Nicolás Maduro siga “registrando grandes déficits fiscales, financiados exclusivamente con la expansión de la base monetaria, lo cual seguirá alimentando la aceleración de la inflación a medida que la demanda de dinero siga desplomándose”.
Venezuela también se ha convertido en uno de los pocos países en la reciente historia mundial en los que el PBI (Producto Interior Bruto) se ha contraído en torno al 50% en los últimos cinco años.
El derrumbe este año será del 18%, según Werner, el tercero consecutivo de dos dígitos, a causa de la reducción significativa de la producción de petróleo y las distorsiones generalizadas a nivel micro, que se suman a los grandes desequilibrios macroeconómicos: en 2016, la economía venezolana se contrajo 16,5%, y el año pasado, el 14%.
Ya con las predicciones emitidas en abril pasado, el Fondo había calificado la crisis en Venezuela como una de las mayores en la historia de la economía moderna.
“El colapso de la actividad económica, la hiperinflación y el deterioro cada vez más grande de la oferta de bienes públicos (salud, electricidad, agua, transporte y seguridad), junto con la escasez de alimentos a precios subsidiados, generaron grandes flujos migratorios, que intensificarán los efectos de contagio a países vecinos”, advirtió.
El desastre no da señales de mitigarse, dijo el funcionario, que señaló que si no fuera por la crisis en esa nación, la región crecería este año un 2,3 %. Para 2019, el crecimiento regional previsto es del 2,6%.
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