Maykel Galindo Rodríguez se repatrió definitivamente a Cuba en 2016, después de vivir durante 15 años en Bruselas. Allí, en Bélgica, estudió Traducción e Intrepretación y ahora, en La Habana, es cuentapropista: renta habitaciones de su casa. Le gusta viajar y con lo que gana puede permitirse ahorrar y visitar "con frecuencia" a sus hermanos en Miami. Lleva una vida tranquila, viviendo "con lo necesario". Su tiempo lo emplea en disfrutar de los amigos y de su día a día "sanamente". Él ha querido contar su historia a CiberCuba porque considera que el tema de la repatriación está muy politizado. "Regresar es la mejor idea que he tenido", confiesa sin complejos.
Durante su aventura europea Maykel visitó muchos países: ricos y pobres. Sin distinción. Eso y su nivel cultural, dice, le permitieron "tener una imagen realista del panorama cubano". Ahora tiene claro que repudia el embargo económico a Cuba y se queja de que desde la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca su negocio como cuentapropista se ha visto afectado. "Le hago una invitación a la María Elvira, al Bob Menéndez, al Marco Rubio y a todos aquellos que se dicen cubanos y aprueban políticas coercitivas contra la Isla para que vean lo que es un mitin de repudio espontáneo en las calles de La Habana", apunta.
En 2015 Maykel pidió un préstamo a un banco de Bélgica y se compró una casa en Cuba. La idea era reservarla para terminar sus días en la Isla, pero en cada viaje que hacía descubría que en el país empezaba a haber espacio para "todo tipo de cubanos. Los de dentro y los de fuera". Fue así como se dio cuenta de que La Habana estaba renaciendo, "se hacía más tolerante".
Hay quienes lo han tenido fácil para repatriarse, pero Maykel no. Pagó un pequeño precio por ser de los primeros en hacer el camino de vuelta a casa hace 4 años (se instaló definitivamente en La Habana hace dos). "Fue bastante confuso. Nadie sabía cómo funcionaba la cosa. Hay que entender qué tipo de sociedad es Cuba y cómo funciona", cuenta a este portal de noticias.
Maykel es consciente de que no es lo mismo emigrar a un país rico que regresar a uno pobre. En su caso estaba renunciando al confort, pero decidió repatriarse cuando se dio cuenta de que alquilando su casa podía vivir decentemente. Al principio iba y venía de La Habana a Bruselas, hasta que hace dos años dio el paso definitivo. "Ha sido la mejor idea que he tenido. La Habana tiene una vida cultural intensa. Mis amigos europeos vienen a visitarme todo el año. Descubro mi país y su gente con alegría", comenta a CiberCuba.
Que él se sienta a gusto en Cuba no significa que su vida diaria sea un camino de rosas. "Escasea todo. Es traumático el poco acceso a lo material, pero me inclino más por lo humano. Fue lo que pesó en mi decisión de regresar. En casa tengo las comodidades necesarias para vivir decentemente. Observo poco a poco cómo La Habana se transforma y lo disfruto", dice.
Si quieres vivir sanamente la vida, estar con tus amigos, aprovechar el día a día, si eres tolerante y aceptas tu realidad, Cuba es perfecta para quien pueda tener su propio negocio y vivir decorosamente. Eso es una novedad. No todos pueden. Los cambios son recientes. Cuba no es el paraíso, pero dista bastante del infierno
Maykel dedica tres horas del día a atender a sus clientes. El resto lo emplea a su antojo. "Cumplo con mis obligaciones como ciudadano y acepto la sociedad en la que vivo con sus dificultades. Tengo tiempo para ir a buscar lo que necesito: pescado a un pueblo de pescadores, viandas a las fincas urbanas y lo básico a las TRD".
Su caso no es una excepción. Él tiene amigos de su edad que están pensando en tomar el mismo camino de vuelta a casa. "Siento que si Cuba diera más garantías, pudiera conocer el fenómeno de regreso de muchos de sus jóvenes y profesionales que se fueron en busca de una vida mejor a los lugares más insólitos".
La Cuba de hoy no es la misma que la que él dejó cuando se fue hace casi 20 años. "Es otra Cuba, donde conviven muchos tipos de cubanos. En plena evolución, con muchas prerrogativas ciudadanas por lograr. Con una clase media que emerge más satisfecha que insatisfecha, aunque se obstinen en decir lo contrario".
Maykel respondió a la llamada de CiberCuba para recoger las historias de quienes han hecho el camino de regreso a casa o están a punto de hacerlo. "Ojalá y todo el que tenga historias positivas las contara. Pero nadie reacciona cuando está bien", se lamenta.
Él cuenta con que le lloverán críticas. "El tema Cuba está tan politizado que es blanco o es negro". Pero en su caso pesaron sus objetivos personales más que otros. "Si quieres vivir sanamente la vida, estar con tus amigos, aprovechar el día a día, si eres tolerante y aceptas tu realidad, Cuba es perfecta para quien pueda tener su propio negocio y vivir decorosamente. Eso es una novedad. No todos pueden. Los cambios son recientes. Cuba no es el paraíso, pero dista bastante del infierno".
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