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Brackets, resinas, pastillas de diclofenaco, vitaminas y dientes postizos son algunos de los suministros médicos que hoy las mulas cubanas importan para un mercado emergente y creciente en un país marcado, históricamente, por las carencias de toda índole.
“Me encargaron cinco juegos de brackets para tratamientos de ortodoncias, en el oriente de Cuba se venden a 30 CUC cada uno, yo en Estados Unidos los consigo baratos, tengo contactos allá, y como soy ciudadana española viajo y salgo a cada rato. Los paso en la maleta de abajo. Además, como soy dentista jubilada, pues tengo manera de justificarlo y no hay lío”, explica una de las personas que han visto como un negocio hacer viajes a diversos países e importar a la nación caribeña objetos que escasean o se venden fácil.
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Esta señora, que antes traía ropas desde México y República Dominicana, asegura que se venden muy bien otros suministros para los servicios de estomatología, además de los brackets, como las resinas para hacer prótesis y los dientes postizos, tan escasos hoy día en la Salud Pública y que muchos prefieren garantizar a través de las mulas.
Norma, una anciana que sobrepasa los 70 años, agradece que hoy en el mercado informal circule un medicamente que se ha convertido en su mejor aliado para combatir los dolores: el diclofenaco.
“Tengo unos estudiantes de medicina de Haití que me lo traen cada vez que se los pido, por mi artrosis y artritis, me vienen de maravilla tanto en pastillas como en mentol, pero prefiero en crema o gel pues me lo aplico directamente en las rodillas... cuando ellos fallan, también tengo el teléfono de una persona que por 2 CUC más me trae hasta mi casa lo que quiera, y si lo quiero, me coge pedidos de medicamentos también”, señala.
El precio del Diclofenaco, por ejemplo, oscila. El pomito de gel o crema cuesta de 5 a 7 CUC, y las tabletas son 10 píldoras por 5 CUC.
Tamara es hipertensa desde hace poco tiempo. Ella, aprovechando que tenía amistades doctores y que a estos no les cobran cierta cantidad de kilogramos de suministros médicos, le encargó a uno los equipos que se usan para medir la presión arterial. “Me cobró 20 CUC por un esfigmo manual. Los automáticos los traía a 35 y 40. Sé que es más fácil importarlo de países como Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil… no sé por qué, solo eso me comentaron”.
Otros medicamentos que también se venden en Cuba son los antiparasitarios, 16 CUC por tres tabletas, con ciclos de hasta 12 píldoras, y aquellos que se usan para desbaratar los cálculos, entre 15 y 25 CUC, dependiendo de la marca.
“Las Vitaminas C se venden a 8 CUC, las pastillas para rebajar a 15 CUC, el Omega 3 y Omega 3 6 9, cuesta unos 10 CUC y 25 CUC respectivamente, y sirven para limpiar la sangre de colesterol, etc. Y los Nebulizadores de aerosol cuestan unos 50 CUC aproximadamente, muy útiles para los que sufren de asma como yo, y los medicamentos relacionados con tratamientos de infertilidad ni sé a cuánto llegan costar”, dice Jorge, médico jubilado.
El problema de los medicamentos importados es que uno no sabe a ciencia cierta de dónde salen. A veces hasta se venden reenvasados y no se conoce la fecha de caducidad, tampoco las especificaciones de las píldoras, la cantidad de miligramos, y otros.
Pasa, entonces, por la confianza y seriedad de un vendedor pero, incluso así, no se sabe muchas veces la ruta de ese medicamento. No obstante, no son pocos los que se benefician de este creciente mercado informal, tanto necesitados como las mulas que han aprovechado este nuevo filón en el escenario cubano actual.
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