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La competencia gimnástica de los Oncenos Juegos Panamericanos Habana 91 tuvo lugar en la sala Alejandro Urgellés de Santiago de Cuba y, como se esperaba, los representantes del patio realizaron magníficas actuaciones en los tres eventos disputados: las justas masculina y femenina de la entonces conocida por gimnástica (hoy gimnasia artística) y la gimnasia rítmica.
Sin embargo, no exento de sorpresas estuvo el torneo masculino, pues en un colectivo donde estaban los experimentados Casimiro Suárez, Raúl Menéndez, Félix Aguilera y José Ángel Tejada, vino a imponerse en el all around (máximo acumulador) un joven capitalino de apenas 18 años, Eric López.
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Prácticamente era un desconocido para el gran público, aunque en realidad desde muy pequeñito Eric formaba parte del precioso entorno de uno de los deportes vedettes de juegos múltiples.
Antes de la cita continental cubana, López había ganado bronce por equipos en los Juveniles de la Amistad o Esperanzas Olímpicas Alemania 86, primera vez que Cuba lograba tal hazaña.
En el 1988 era miembro de la preselección nacional y un año después hace el Cuba de mayores al Mundial de Stuttgart, antigua República Federal de Alemania.
Y como juvenil, en el propio 88, se ubica tercero por equipos en los Juegos de la Amistad con sede en Bulgaria y segundo en el 90 en la propia justa que tuvo a Hungría por sede.
Esa temporada formó parte de la escuadra que asistió a los Juegos Centroamericanos y del Caribe México 90, con saldo del primer lugar por equipos, segunda posición entre los máximos acumuladores y con cuatro medallas en total. O sea, que aquel muchacho delgadito, pequeño, mulato y muy serio ya tenía historia cuando pisó la grama de la Alejandro Urgellés.
“Claro, al lado de monstruos como Casimiro Suárez, toda una leyenda de la gimnástica mundial, yo no era nadie, pero competí muy seguro. El público oriental me ovacionaba y me sentí como en casa: fui oro como máximo acumulador y por equipos. En total gané cuatro preseas doradas y una de plata.”
Eric López Ríos nace en La Habana en diciembre de 1972 en el seno de una familia humilde. Él es el menor de siete hermanos. En la Escuela Primaria Manifiesto de Montecristi, comenzó su amor por la gimnástica pues cercana a ella estaba la academia provincial del deporte y hasta allá el pequeño Erito encaminó sus pasos.
¿Quién fue tu primer entrenador?
“Modesto Fernández, un gran pedagogo, quien me condujo por un sendero de éxitos en Juegos Pioneriles y Escolares. Por esas actuaciones fui promovido a la Escuela Nacional de Gimnasia, cita en la céntrica calle de Belascoaín en Centro Habana. Imagínate yo allí entrenando con aquellas estrellas que colmaron toda una era dorada con Casimiro al frente.
“En esos primeros tiempos asistí a muchos topes por Europa, Juegos Juveniles. Fundamentalmente, y en Cuba competía en los entonces fuertes torneos Moncada, al cual acudía lo mejor del campo socialista que luego ganaba y perdía con los grandes en Juegos Olímpicos y Campeonatos del Orbe.”
¿Quién te entrenaba en esa etapa?
“Yo tengo que mencionarte a todos los que hicieron algo por mí en ese aspecto. Así tras Modesto fui alumno de Antonio Vázquez, Miguel Valle y Emilio Sagré, y el periodo en cuestión del que hablamos, finales de los 80, en el 88 exactamente, yo entrenaba con Agustín Barcia cuando entré en la preselección. Después pasaría a formar un binomio de padre-hijo con Ernesto Izaguirre y también entrené por un tiempo con Julio González, en ausencia de Izaguirre por enfermedad. A todos mis respetos y admiración”.
El 1991 fue, sin dudas, un año muy próspero para el joven gimnasta pues fue invitado a la prestigiosa Copa Americana, torneo clase A, que reunía en Estados Unidos a los principales exponentes del planeta. Y a partir de ahí, vasta fue su experiencia.
“Juegos Centrocaribeños, Iberoamericanos, Mundiales, Mundiales Universitarios, Copas Americanas, Panamericanos y Olímpicos me tuvieron presente. Ha sido una bonita carrera.”
Sé que te gusta hablar muy poco y no te me vas a ir con esos datos globales. Háblame de cuáles fueron los eventos que más te marcaron.
“Uf, son muchos. Por ejemplo, yo soy el segundo cubano, por minutos, en ganar una medalla en un Mundial; el primer subcampeón, pues mi compañero Charles León había ganado bronce en salto cuando yo me subí a las paralelas en el Mundial de Gante, Bélgica en el 2001.
“Te cuento que empecé hecho un manojo de nervios, y cuando coloqué las manos en las paralelas me dije: 'Eric, ¿qué te pasa? Esto es tuyo' y fue así que hice, al decir de muchos, la mejor de las ejecuciones de la finalísima”.
¿Y por qué no fuiste el campeón? ¿Es cierto que muchas veces ha influido, no contigo solamente sino con otros cubanos, una discriminación? ¿Ha sido por cubano o por negro?
Te digo esto porque en últimas versiones de Juegos Olímpicos y Campeonatos y Copas del Orbe se han impuesto gimnastas negros y negras, claro, del primer mundo.
“A ver, creo que se inclinan más por aquello del cubanito. Yo quedé segundo con 9, 675 unidades detrás del estadounidense Sean Towsend, 9, 700, y por encima de un excelente competidor como el bielorruso Iván Iankov, 9, 637. Fue reñida aquella paralela, pero yo me fui muy contento, porque además quedé quinto en el all around y allí estaba lo mejor de mi deporte en la Tierra. Ese quinto puesto lo repetí en el 2003 en el Mundial de Anaheim, Estados Unidos. Estaba en muy buena forma en esos certámenes, tenía para más, pero ¡yo no decidía!
“La mejor actuación de Cuba en Mundiales se remontaba a 1981, cuando Casimiro Suárez fue cuarto en caballo de salto, y en la etapa clasificatoria había logrado en su aparato, la barra fija, calificación perfecta de 10 puntos, primera y única hasta la fecha de un cubano en Mundiales.”
Aquí aprovecho para introducir mi opinión: no una ni dos ni tres medallas hemos perdido por adversas y parcializadas decisiones arbitrales en la gimnasia artística. La lista no sería corta. Al ser un deporte de apreciación, el juez determina.
Es por eso que tanto Eric y Casimiro como Leyanet González y Annia Portuondo (compitiendo ésta por Cuba) y actualmente Manrique Larduet, pudieran tener en sus vitrinas algunos trofeos más.
Recuerdo Eric, porque tuve el placer de estar a tu lado, la increíble actuación que hiciste en tus últimos Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003.
“Sí. ¿Recuerdas? Hasta te cargué al final de cómo tenía la adrenalina. Para mí, los Juegos de Quisqueya representaban mucho. Allí llegué tras haberme lesionado seriamente en un entrenamiento y con el objetivo de cumplir con mis aspiraciones, y créeme que lo logré y con creces: seis metales dorados con los que sumé 18 títulos en citas continentales.
“Superé mi mejor actuación, la de Winnipeg 99, donde había obtenido cinco de oro y una de plata. En Dominicana, además de ser el mejor en el all around y por equipos, me impuse en arzones, anillas, paralelas y barra fija.”
Según fuentes oficiales, Eric López concluyó su paso por cuatro Juegos Panamericanos con 18 medallas de oro, tres de plata y una de bronce, lo que supera el anterior récord en poder del estadounidense Abraham Grossfeld que imperó por más de tres décadas y que era de 14-2-5.
Eric, grande entre los grandes, no sólo de Cuba; te retiras en el 2004, tras competir en tus segundos Juegos Olímpicos, los de Atenas, sin lograr una preciada meta: una medalla olímpica.
“Pues sí. Estuve cerca en Sydney 2000 pero como decimos en buen cubano me llevaron recio, sobre todo en las anillas, donde quedé como primer suplente y décimo séptimo en el máximo acumulador. Lo mismo con lo mismo, ¿para qué hablar?”
Tras 16 años entre los grandes del universo gimnástico, ¿qué figuras consideras entre los mejores?
“Cubanos: Casimiro Suárez y Roberto León Richard; extranjeros: chinos, japonés, sudcoreanos y muchos que pertenecen a la ex Unión Soviética, por ejemplo, Alekséi Nemov, Vitali Shcherbo, Valeri Liukin, Grigory Misutin; el alemán Andreas Wecker. Mira, la lista se haría bien larga.”
Vamos a actualizarnos. ¿Qué haces ahora?
“Soy metodólogo de la comisión nacional y miembro de la Federación Cubana; además he sido juez internacional. Llevo este deporte en la sangre y no puedo estar ajeno a él.”
Precisamente Eric, la gimnasia, tanto artística como rítmica, desempeñará un papel importante en los ya cercanos Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018.
“Claro, es que como dijiste antes, una de las vedettes de unos juegos múltiples como son la natación y el atletismo. Verdaderos espectáculos por sí solos. Y sí, a la cita colombiana vamos con equipos completos.
“De la rítmica no te puedo hablar con suficiente base pero sí de la artística y el trampolín. El peso de nuestra actuación la llevan los varones. Convertido ya en una figura de primer nivel, Manrique Larduet y su compalero Randy Leroux encabezan a otros chicos como Rafael Rosendi, Alberto Leyva y Ariam Vergara, todos dirigidos por Carlos Gil.
“Las niñas, con Yareimi Vázquez como entrenadora, son muy jovencitas y las mayores esperanzas se centran en Marcia Videaux. Los trampolinistas son Ernesto Aldereguía y Alexander Roriguez”.
¿Pudieras acercarme a un pronóstico; al menos, a nuestros principales rivales en estos momentos en el área?
“De pronósticos no nos gusta hablar. Colombia, en su condición de sede, con la afición a su favor que influye mucho en el jurado, y un buen gimnasta como Yosimar Calvo; Venezuela y Puerto Rico como equipos e individualidades de República Dominicana son los seleccionados a derrotar.”
Bien, a Eric López no le gustan los pronósticos; debo confesar que a mí tampoco, pero me atrevo a aventurar que entre 5 a 6 metales dorados colgarán del pecho de nuestros muchachos porque Manrique, más hecho, más maduro, está muy por encima de un simple nivel regional; algo parecido a lo que le sucede a Randy.
Ojalá y de nuevo el exitoso andar de los Casimiro, Aguilera, Cuervo, León Richard, Eric López se reencarne en nuestros jóvenes muchachos que, sobreponiéndose a las obras de mantenimiento y restablecimiento de su Escuela Nacional (que los obliga a explotar uno solo de los gimnasios), den lo mejor de sí por conquistar sitiales que están a nuestro alcance.
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