Destituyen a Orestes Kindelán como mánager de Santiago de Cuba

Sin motivos claros para su destitución, Kindelán se convierte en el sexto director santiaguero sustituido en la última década.

Orestes Kindelán © Cubasi
Orestes Kindelán Foto © Cubasi

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Este artículo es de hace 6 años

Este martes, Eriberto Rosales fue anunciado como nuevo director del equipo de béisbol de Santiago de Cuba, con lo que se hizo oficial la destitución del estelar expelotero Orestes Kindelán, quien llevó las riendas de las Avispas en la 57 Serie Nacional.

Desde hacía algún tiempo se rumoraba que Kindelán no seguiría al frente de Santiago. El comisionado nacional de Béisbol, el también expelotero Yovani Aragón, ya había insinuado que el Tambor Mayor no continuaría en su función, debido a que no había asistido al seminario de directores de equipos.


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Eso suena a justificación (tan absurdamente similar al motivo que decretó la sanción del pinareño Donal Duarte por no participar en la Serie Provincial). Kindelán, quien no asistió al curso por problemas personales, obtuvo el año pasado en su debut con el equipo resultados que, si bien no fueron sobresalientes, tampoco parecen invalidantes, en esta última década en que la Aplanadora, uno de los conjuntos más representativos del béisbol cubano, se ha convertido en uno de los más perdedores de nuestros clásicos nacionales.

Santiago ganó el año pasado 21 partidos y perdió 24, y quedó a solo 4 juegos de distancia del último clasificado, Artemisa.

En la campaña 57, las Avispas tuvieron su mejor inicio de los últimos años, tras ganar 6 de sus 7 primeras series particulares, resultado que les colocó entre los punteros de la temporada. Luego vino una racha negativa de 6 series particulares perdidas en forma consecutiva, y eso les dejó fuera del margen de clasificación. Sin embargo, en 15 series, de las cuales ganaron 7, apenas fueron barridos una vez, y a manos del poderoso elenco tunero. No fue una mala campaña. En la temporada 56, con Reutilio Hurtado al frente, los santiagueros ganaron 13 y perdieron 30, fueron barridos 5 veces y finalizaron en el antepenúltimo puesto.

El motivo de la sustitución de Kindelán al frente del equipo hay que buscarlo en otro lado, no en el anunciado oficialmente, como tantas veces ocurre en Cuba cuando se trata de decisiones venidas de arriba, especialmente las polémicas, las cuestionables o las impopulares.

Quizás la destitución de Kindelán tiene que ver con la salida del país de su hijo, Lionard, quien partió en busca de contrato en un béisbol de mayor calidad y mejor remunerado. La salida del hijo puede haber conducido al remplazo del padre, lo que sería una injusticia, pero que no parece descabellado, a juzgar por el historial de desmanes y entuertos que se han cometido en la era amateurista del béisbol cubano.

Lo que menos necesita el depauperado equipo santiaguero es un cambio injustificado de mánager, menos todavía de uno que mostró resultados aceptables en su año de adaptación, y que es el santiaguero más prestigioso que existe en el mundo del béisbol, con excepción de Antonio Pacheco, quien por cierto tuvo también su oportunidad como entrenador, antes de irse del país.

Santiago ha tenido un director distinto en cada una de las últimas 4 campañas, y 6 mánagers en los últimos 9 años: Alcides Sánchez, Luis Danilo Larduet, Evenecer Godínez, Reutilio Hurtado, Orestes Kindelan y ahora Eriberto Rosales.

Es obvio que las autoridades deportivas en Santiago han tratado en estos años de arreglar la crisis de su béisbol y el mal desempeño de sus peloteros cambiando mánagers (a esto habría que sumar ahora las destituciones de directores con hijos emigrantes). En Santiago, los directores tienen como promedio poco más de un año para sacar del fondo de la tabla a un equipo otrora grande, pero ahora mediocre. Una tarea que de entrada resulta utópica, cuando menos imposible. Al director que no logre ese imposible, simplemente lo desechan. Más vale bueno por conocer...

En el béisbol hay una máxima irónica pero indeliberadamente certera que dice que los juegos los ganan los peloteros y los pierden los mánagers. Y los mánagers ganadores (Víctor Mesa, Rey Vicente Anglada) no abundan. A veces, incluso, resultan contraproducentes para el béisbol en general y para sus equipos en particular (Víctor, el ejemplo vivo del cacique déspota y ganador, ha perdido todos sus campeonatos; tras la salida de Anglada, Industriales no ha vuelto a ser jamás un buen equipo). Mientras Santiago apueste por encontrar al cacique ganador y no por armar un buen equipo, con un mánager cualquiera que pueda hacer un trabajo estable a largo plazo, es poco probable que vuelva a ser el equipo grande de antaño.

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