Hace 35 años Farah María llegaba al top con un chachachá sobre el Malecón y el tiburón

Corría 1983, Farah María llevaba diez años instalada en la cima de la popularidad en Cuba, junto con Mirtha Medina o Annia Linares

Farah María en un video musical de los años ochenta © Youtube Screenshot
Farah María en un video musical de los años ochenta Foto © Youtube Screenshot

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Este artículo es de hace 6 años

El arte de las grandes naciones necesita grandes creadores, primero, pero también precisa de símbolos. Farah María era la insignia de la belleza mestiza, de la gracia y la sensualidad de la mujer cubana, puestas en escena por una cantante con notable buen gusto para elegir su repertorio, e indiscutible elegancia aplicada al dominio del escenario.

Dicen los hipercríticos, ansiosos en buscarle manchas al sol, y defectos a la mujerona despampanante y profesional a toda prueba, que Farah María era una cantante de recursos vocales muy limitados. Es posible, nadie va a discutir eso. Como tampoco puede discutirse que ha sido una las artistas más amadas en la historia de la música cubana posterior al triunfo de la Revolución. Evidentemente los jurados internacionales vieron más allá que algunos de nuestros críticos, y Farah María ganó el Gran Premio del Festival Orfeo de Oro en 1976, y después se acumularon los galardones de interpretación en Dresde, Sopot y Tokio.


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En Cuba, se anotaba un éxito tras otro. Después de ser durante años modelo, y la voz femenina del cuarteto más popular de Cuba, Los Meme, Farah había iniciado una carrera en solitario con grandes éxitos compuestos por Raúl Gómez (Recuerdo de aquel largo viaje), Jorge Estadella (Y yo me muero sin ti), Juan Almeida (Este camino largo), Alfredo Martínez (Te quiero tanto amor), Silvio Rodríguez (El día feliz que está llegando) y versiones del tango Adiós muchachos o de los chachachás de Enrique Jorrín, El alardoso y La engañadora.

Precisamente el tema llamado Tiburón, pero que todo el mundo conoce como "No te bañes en el Malecón" daba continuidad a las diversas versiones de la música cubana tradicional renovados por Farah María (también fue muy popular La negra Tomasa), y se convertía en un ejemplo de cómo se manejaba artísticamente el doble sentido, sin llegar a la grosería que ahora nos invade.

Los cubanos, sobre todos de sexo masculino, incluidos muchísimos gays que imitaban su desbordada feminidad, adoraban su gracia para bailar, su distinción y desenvoltura, incluso su glamour en una época en que ni siquiera las cantantes de moda podían permitirse ciertos lujos. Y si en los años setenta y ochenta, se encontraba entre las cantantes más populares en la Isla, en los noventa estuvo residiendo en España durante veinte años aproximadamente, y tal vez ese hecho haya influido en que no sea recordada como se debe.

Parte de esa sensualidad y gracia indiscutibles fueron puestos en juego para cantar aquel chachachá de Enrique Jorrín para el cual la Televisión cubana grabó una especie de video musical de Farah, cantando y bailando el tema, en las inmediaciones del célebre muro.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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