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“Somos familia; más que familia, hermanos”. Así comenzó su diálogo el afamado y carismático cantante de los Van Van, Roberto Hernández Acea, conocido mundialmente por Robertón.
Nacido el 4 de febrero de 1964 en Santos Suárez, La Habana, Robertón fue criado por su amada madre, doña Cristina, en altos valores de honestidad, disciplina y amor.
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“Las mismas características que he volcado en mis hijos, Ilán Roberto, quien con 26 años es Patólogo y vive en Barcelona; y Cristinita, de 10, a la que le gusta el piano y cantar. En estos momentos soy feliz junto a Saharait, máster en las ciencias de la comunicación.
“Quiero decirte que Ilán llegó a sexto año de piano pero pudo en él más el amor por la ciencia.”
¿De dónde te viene la música? ¿Fuiste el primero en la familia?
“No, mi abuelo paterno, Oscar Hernández, fue una de las grandes voces de la trova cubana. Él forma parte de ese inolvidable grupo de compositores que integraban Sindo Garay, Manuel Corona y el Trío Matamoros (Cueto, Ciro y Miguel). Así que yo heredé su ADN.”
¿Eres de escuela o empírico?
“Totalmente empírico. A ver. Yo desde pequeño tuve aptitudes musicales. Mi mamá es una guarachera nata; en mi casa se escuchaban al Benny, Pacho Alonso, Rolando la Serie, Celia Cruz, la Sonora Matancera. Bailaba en la Tropical y la Polar junto a mi padre.
“Yo veía la televisión y copiaba los gestos de los artistas, cantantes, conductores. Siempre fui un niño desinhibido. Me usaban en todos los actos de la escuela, cantaba, actuaba, bailaba.
“Mi mamá me llevó en varias ocasiones a las convocatorias para el conservatorio Amadeo Roldán, sacaba 100 puntos, pero por capacidad de matrícula siempre quedé afuera.”
¿Y entonces? ¿Cómo avanza el niño-joven Robertón hacia la posición en la que estás hoy?
“Fue difícil. Cuando voy a optar por una carrera universitaria al graduarme del Pre, no lleno la boleta porque yo lo que quería era la música. Yo era un especialista en la percusión, autodidacta.
“A los 17 voy a pasar el Servicio Militar y ahí me enviaron a la Unidad Especial de Ceremonias. El día que nos íbamos empiezan a llegar muchachos con instrumentos musicales y ahí me entero de que ellos pertenecían a la Banda de Música de la Unidad.
“Imagínate tú. Ahí me dije: 'ésta es la mía' y gracias al apoyo de Eduardo Córdova Reyes, que era músico de esa agrupación graduado de la Escuela de Instructores de Arte, me ayuda a decir una mentira piadosa, y me presento como ex estudiante del Amadeo.
“Claro que el chiste se acabó cuando hablamos con el aún director de la Banda, Ney Milanés Gálvez, que se alteró Bueno, ¡pa'qué!. Me preguntó no obstante: '¿qué tú tocas?' 'Percusión cubana' fue mi respuesta y ahí mismo hicimos un trato.”
¿Trato? ¿Cómo trato?
“Resulta que en aquel entonces en el conservatorio no se impartían clases de música popular, y eso imposibilitaba que la Banda pudiera tocar algunas piezas como la propia Cecilia Valdés, que lleva percusión. El acuerdo fue que yo estudiara música, teoría, solfeo, técnica de instrumentos, leer partituras, y yo les enseñaba lo mío, mis tambores, mis bongós, la tan cubana percusión. Y ahí se construyó una muy buena química.
“Estuve dos años y medio, prácticamente, sin salir a la calle, sin fiestas, sin nada. Sólo estudiando. Eso fue a los 18 años. A los tres meses ya sabía leer partituras.”
Robert, genios como el Benny, Celia Cruz, Chano Pozo no tuvieron esos estudios y son inigualables.
¿Tú serías el mismo de ahora sin esos estudios? y no estoy negando para nada la necesidad del aprendizaje
“Celia, el Benny y Chano son genios pero, podrían haber sido mejores de tener la técnica, los estudios; eso es indiscutible. Te perfeccionas, todo el saber conviene. En mi caso que, por supuesto, no tengo comparación con ellos, me vino muy bien.”
Y después de aprender a leer partituras, ¿qué pasó?
“Reenganché en el Servicio Militar por cinco años para poder obtener mi evaluación como percusionista. No es como ahora que cualquiera hace un grupo. Antes era muy riguroso.
No es como ahora que cualquiera hace un grupo. Antes era muy riguroso
“En medio de esto empiezo a intervenir en los entonces abundantes Festivales del movimiento de aficionados de las FAR (Fuerzas Armadas) y un día, en la Sala Universal, nos encontramos con el Conjunto Artístico de las FAR integrado por trabajadores civiles. A ellos se les unían los graduados del ISA (Instituto Superior de Arte) que iban a hacer su servicio social.
“En uno de ellos, tocando una obra del maestro Frank Fernández, yo me colgué tambores y bongós por el cuerpo pues el escenario era para los bailarines y yo, a duras penas, estaba colgado de una pared.
“Eso me favoreció para entrar al Conjunto Artístico de las FAR, en prestación de servicio. Paso de la banda al Conjunto y ahí doy mi primera gira internacional por el entonces campo socialista, Checoslovaquia, Hungría y la URSS, año 1986.”
Fue un gran paso de avance porque el Conjunto Artístico de las FAR estaba reconocido por su calidad a nivel nacional.
“Así es; de ahí han salido muchísimas estrellas. Un día llegó a mí Pachito Alonso, el hijo de Pacho, quien movió los resortes necesarios; causé baja del SMO y entré en la orquesta de Pachito en la percusión y terminé como cantante.”
¿Y eso cómo fue? ¿Tú cantabas antes?
“Bueno, yo cantaba en las descargas caseras. Pachito me había escuchado. En un momento determinado las hermanas Nubiola, cantantes del grupo, deciden independizarse, y ahí mismo se me vira Pachito y me dice: 'Robertón, a cantar'.
“Ahí empecé a dar mis primeros pasos como cantante profesional; descubro mi pasión por el canto, algo que había asumido como hobby. O sea, después de dos años en la orquesta de los Kini Kini de Pachito Alonso comienzo a cantar en los años 90-91.”
¿Cuál fue tu primer éxito con esa agrupación?
“'Yo siempre tengo lo que tú necesitas' que es de mi autoría.”
¿Cuándo pasas a formar parte de los Van Van?
“En 1995, Juanito Formell que, según él, me venía siguiendo artísticamente hablando, me llamó tras la salida de Angelito Bonne de los Van Van.”
¿Cómo reaccionaste?
“Yo no me lo quería creer. Era lo máximo para mí. Y ya llevo 23 años; en septiembre cumpliré los 24 en el Tren de la música cubana. Somos familia; los Van Van me lo han dado todo. Imagínate, desde pequeño amé esta orquesta; y, de verla de lejos, a cantar en ella, poder seguir su legado musical.
“Los Van Van me han permitido desarrollarme como cantante, como compositor, ver el mundo. Es mi resumen musical, sin olvidar mis inicios.”
Los Van Van me han permitido desarrollarme como cantante, como compositor, ver el mundo
Además de 'Yo siempre tengo lo que tú necesitas', ¿qué otros éxitos has protagonizado, éstos con VV?
“'Que no te dé por eso', 'La Keratina', 'Somos diferentes', 'Camina Juan' (homenaje a Juan Formell), 'El Vanvanero', 'Hecho pa'bailar'; son como cantante y compositor.
“De Formell, 'La cabeza mala', y de Pupy Pedroso, 'Caramelo con bombón', año 1997; 'Deja la ira', de Manuel Aspra, 1995; y 'Ven ven' (el Tren) de Jorge Díaz, año 2000.”
Públicos que los han recibido. ¿Tu opinión, tu sentir?
“Oye, ¡los cinco continentes! Y porque no han inventado los viajes a Marte. Toda Europa, Japón y Corea del Sur, Asia, Angola, África, América prácticamente completa de Norte a Sur. Siempre hemos sido un espectáculo muy bien recibido; los públicos conocen nuestras letras, las tararean.”
Siempre hemos sido un espectáculo muy bien recibido; los públicos conocen nuestras letras, las tararean
Se puede decir que has recibido grandes satisfacciones en tu vida, ¿podrías elegir una que sobrepase las demás?
“Sí, la dicha de recibir el premio Grammy 1999-2000, con el disco "Permiso que llegó Van Van". Obtuvimos el premio en varias designaciones, entre ellas Mejor Álbum Tropical y Mejor interpretación, que era yo el que cantaba el número.”
Tengo el placer de conocer a Robertón hace muchos años y siempre llamó mi atención que era de los pocos que no tenía tatuaje alguno en su cuerpo. Al verlo ahora, en medio de nuestra charla, le advierto uno en su brazo derecho.
“Tú sabes que yo no soy de tatuajes, pero una vez fallecido Juanito, estábamos en Canadá y el Lele (otro de los cantantes) me invitó a ir con él a ver a un amigo tatuador y ahí surge la idea de tatuarme mi vida.
“Así tengo un enorme tambor, mis inicios, que desemboca en una nota musical que significa mi desarrollo en ese campo. Hay una reja (guarda vecinos) utilizada en la Habana colonial que significa el antes y el después, y ya que detrás de la reja está el rostro de Formell”.
Confieso que detesto los tatuajes. Para mí es un ataque a nuestra piel; pero tampoco tengo nada en contra de ellos. No es mi problema. Pues bien; éste de Robertón, es, simplemente, un acto de amor. Mis respetos para el afamado artista.
Robert, ¿Van Van mantiene su formato, no piensan en cambios?
“¿Para qué con lo bien que nos va? Somos cuatro cantantes; el más antiguo soy yo, además del Lele (Abdel Rasalps), Mandy (Armando Cantero) y la nueva adquisión, Vanessa Formell, con ADN musical en vena por sus padres, Juan Formell y Mirtha Medina.
“Tenemos dos violines, tres trombones, un techado, un piano, un bajo, la tumbadora a cargo de nuestro director, Samuel Formell; y el güiro de Julio Noroña que es el único de los fundadores que queda.”
¿Lo último que has hecho, tu momento actual?
“El pasado año sacamos el disco “Legado”, homenaje a Juan Formell; ahora damos los toques finales al video clip. Yo todo lo hago con la orquesta, nada aparte.
“En cuanto a este 2018, te digo que va a ser arduo. Recién concluimos una pequeña gira por New Jersey, Washington y Boston, y otra por Ecuador, y entre julio y agosto, nuestra tradicional gira por Europa.
“Bogotá, Colombia, nos acoge en septiembre mientras en noviembre haremos otro periplo por el Viejo Continente que abarca Roma, Madrid, París, entre otras grandes urbes. Para fin de año, estaremos en la Feria de Cali, en Colombia que abarca la semana entre el 24 y el 31 de diciembre. Esto, más los conciertos que siempre hacemos en Cuba.”
O sea, que el Tren de la Música cubana no para; y Robertón es una pieza clave en esa engrasada maquinaria que no olvida el legado de Juan Formell.
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