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El príncipe Enrique y Meghan Markle se casan y deleitan a una multitud en Windsor

Para algunos, la boda encarna un país moderno en el que la raza o los antecedentes no son un obstáculo; para otros, es una distracción del cisma del Brexit.

Boda de Meghan Markle y el príncipe Enrique de Inglaterra. © Kensington Palace/ Twitter
Boda de Meghan Markle y el príncipe Enrique de Inglaterra. Foto © Kensington Palace/ Twitter

Este artículo es de hace 5 años

WINDSOR, Inglaterra, 19 mayo (Reuters) - El príncipe Enrique y su novia, la actriz estadounidense Meghan Markle, se casaron el sábado en una deslumbrante ceremonia que mezcló el antiguo ritual inglés con la cultura afroamericana, ante los ojos de la realeza, personalidades del espectáculo y una audiencia televisiva de millones de personas.

Foto: Kensington Palace/ Twitter

La protagonista de la serie televisiva Suits -con un largo vestido de blanco diseñado por Clare Waight Keller- camino hasta el centro de la capilla del siglo XV en el castillo de Windsor. Allí se encontró con el príncipe Carlos, heredero al trono, que la acompañó hasta su hijo Enrique.

La unión de Enrique, el sexto en línea de sucesión al trono británico, y la actriz, una divorciada cuya madre es afroamericana y su padre es blanco, trajo algo de modernidad, glamour y diversidad a la monarquía.

La pareja se besó en la escalinata de la capilla cuando salieron a la luz del sol después de la ceremonia, deleitando a grandes multitudes que habían llegado hasta la elegante ciudad para presenciar el espectáculo de pompa y esplendor británico.

Foto: Kensington Palace/ Twitter

El duque y la duquesa de Sussex, recién investidos por la Reina Isabel, subieron a un carruaje para una gira por Windsor, donde fueron vitoreados por un mar de admiradores en toda la ruta.

La autoridad local dijo algo más de 100.000 personas llegaron a Windsor para la ocasión.

Si bien la ceremonia incorporó las tradiciones de una monarquía cuya historia se remonta a 1066, Markle trajo un halo de modernidad. Para empezar, no juró obediencia a su esposo, y Enrique, a diferencia de otros miembros de la realeza masculina, llevará un anillo de bodas.

El obispo episcopalista negro estadounidense Michael Bruce Curry pronunció un apasionado discurso nupcial en que citó al líder negro de los derechos civiles de Estados Unidos, Martin Luther King.

"Cuando el amor es el camino, en realidad nos tratamos como si fuéramos realmente parientes", dijo en un tono muy distinto al de la retórica sobria de la iglesia anglicana.

La afroamericana Karen Long, que escuchó entre la multitud en Windsor la ceremonia, fue una de las personas que apreciaron el encendido discurso del obispo.

"Fue un momento para los afroamericanos", dijo Long, que vino desde Houston con su hermana y un grupo de amigos. "La idea de que Harry lo permitió y lo reconoció, fue una mezcla perfecta entre la cultura de ella y la monárquica".

El matrimonio incorpora a Markle, tres años mayor que Enrique y nacida en Los Ángeles, a una de las más importantes familias reales del mundo.

MULTITUDES Y CELEBRIDADES

Los controladores de tráfico aéreo del cercano aeropuerto de Heathrow, uno de los más activos del mundo, dijeron que el espacio aéreo sobre Windsor estuvo cerrado durante 15 minutos antes de la ceremonia.

En el exterior, una banda militar con uniformes escarlata y sombreros de piel de oso entretuvo a miles de curiosos y entusiastas que se congregaron desde temprano detrás de las vallas, bajo un cielo despejado y un sol resplandeciente.

Foto: Kensington Palace/ Twitter

Para la ceremonia se montó un importante despliegue de seguridad que incluye policía armada con rifles semiautomáticos patrullando las calles y agentes en los tejados.

Los novios estuvieron acompañados en la iglesia por todo un elenco de famosos. Entre ellos, la tenista Serena Williams; el músico Elton John; el exjugador de fútbol David Beckham con su esposa Victoria, excantante de las Spice Girls; el actor George Clooney con su esposa y otros grandes nombres del mundo del espectáculo y el deporte.

La capilla de San Jorge estaba adornada con rosas blancas, la flores favoritas de la difunta madre de Enrique, la princesa Diana.

"Es un momento en el que todos podemos celebrar el renacimiento de la familia real", dijo Kenny McKinlay, de 60 años, que había venido de Escocia para la boda. "Es un momento en el que toda la nación puede unirse en lugar de dividirse. Es un día en que puedes estar orgulloso de ser británico".

Para algunos británicos, la boda encarna un país moderno en el que la raza o los antecedentes no son un obstáculo, incluso en las instituciones más elitistas y tradicionales.

Para otros, se trata de un evento irrelevante o una distracción del cisma del Brexit, que ha dividido profundamente al Reino Unido; las encuestas sugieren que la mayoría de los británicos no siguió la ceremonia por televisión.

En los últimos días, la atención había estado en parte en la anunciada ausencia del padre de Markle, Thomas Markle, de 73 años.

El exdirector de iluminación de telenovelas y comedias de televisión renunció a asistir esta semana y le dijo al sitio web de celebridades de Estados Unidos TMZ que se había sometido a una operación de corazón el miércoles.

La confusión sobre su asistencia aguó los preparativos para la boda, que había sido coreografiada durante meses.

(Información adicional de Cassandra Garrison, Estelle Shirbon, Marie-Louise Gumuchian y Costas Pitas; escrito por Guy Faulconbridge y Michael Holden; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid Editado en español por Javier López de Lérida)

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