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El popular mercado de Cuatro Caminos forma parte de los lugares que están siendo remodelados en la capital cubana de cara al 500 aniversario de la fundación de La Habana.
Un reciente reporte de prensa de la Isla asegura que las obras avanzan, lo que podría hacer posible que concluyan para el plazo previsto, en diciembre de 2019, y que no sea víctima de los frecuentes retrasos que otras obras constructivas de la capital han sufrido en los últimos meses.
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Sin embargo, la mala noticia para los amantes de ese tradicional mercado que abrió sus puertas por primera vez en 1920, es que reabrirá bajo un nuevo concepto: el de Centro Comercial operado por CIMEX.
Para diciembre de 2019, el tradicional mercado de Cuatro Caminos dejará de ser la plaza popular que siempre fue desde su inauguración para transformarse en un lujoso centro comercial.
El "Mercado Único de Cuatro Caminos" ―ese será su nombre― dispondrá en la segunda planta de una tienda de artículos para el hogar, una cafetería y algunas oficinas.
En la primera habrá un "mercado perteneciente a la cadena Cimex, una licorería, una confitería, los almacenes del edificio y espacios para el servicio de los trabajadores por cuenta propia".
Se trata de edificio de múltiples significados no solo por su cualidades arquitectónicas y por estar muy ligado a los cambios de la ciudad en el siglo XX, sino también por haber sido centro neurálgico, durante décadas, de la vida comercial de vecinos de varios municipios que colindan en esa zona, y también por haberse convertido en punto clave del comercio de elementos vinculados a las prácticas religiosas afrocubanas.
Al convertirse en un centro comercial operado por CIMEX, será integrado en el sistema de empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), junto a la creciente presencia que los militares ya van teniendo en otros ámbitos comerciales de la ciudad, como la cadena HABAGUANEX, en La Habana Vieja.
Pese a que las obras del nuevo Mercado Único comenzaron en 2014, los primeros años se invirtieron en estudiar las condiciones reales del edificio, su estructura y los pasos necesarios para rehabilitarlo.
Muchos aspectos estaban seriamente dañados o deteriorados por el simple paso de los años y por el poco mantenimiento, entre ellos las redes de alcantarillado y de abasto de agua o el suministro eléctrico a la instalación.
Ya desde la década de los noventa la gran instalación (que ocupa toda una manzana) había entrado en franca decadencia, solo aliviada por los imponentes conjuntos florales con fines religiosos que suponían el asombro de los caminantes.
Todo aquello ha sido sustituido por una extensa valla perimetral y por grandes lienzos que cubren las paredes y ventanales, mostrando lo que será el Mercado Único.
Aunque habrá esperar el resultado para valorar, mientras tanto, una de las preguntas lógicas es qué pasará con los deteriorados edificios de la zona, ¿se beneficiarán de los arreglos o verán potenciados su fealdad y mal estado ante el imponente nuevo Centro Comercial del barrio?
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