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En la oración a la Virgen de la Caridad del Cobre, colocada por el Papa Francisco en la peregrinación al Santuario Nacional, se ruega a la Madre de Cristo, que “vino a visitar nuestro pueblo, y quiso quedarse con nosotros como Madre y Señora de Cuba, a lo largo de su peregrinar por los caminos de la historia”.
En esa misma oración, se sustituyen las apelaciones a la Caridad de Cobre, o a la Patrona de Cuba, y se la llama, con toda propiedad, “Madre de todos los cubanos”, “signo de esperanza y centro de comunión fraterna”.
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Luego, se alude a los que están dentro y fuera de la Isla, y se le pide a la Virgen que interceda por nosotros, “con tu corazón maternal”. También se pide que acreciente nuestra fe, avive la esperanza, aumente y fortalezca en nosotros el amor.
Más adelante se lee, en consonancia con el espíritu maternal de la Patrona de Cuba: “Ampara nuestras familias, protege a los jóvenes y a los niños, consuela a los que sufren”.
Para concluir la oración, se apela a la Virgen como Madre de la reconciliación, y se le pide que reúna a su pueblo disperso por el mundo, y haga de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas.
Las menciones a la Caridad del Cobre, en tanto Madre de todos los cubanos, se relacionan con una larga tradición que se remonta a la primera aparición, en 1612, en la Bahía de Nipe, a tres esclavos muy humildes, de raza negra e india.
Según cuenta la tradición, la imagen de la Virgen con el Niño Jesús en brazos --la misma imagen que hoy es objeto de veneración por los cubanos-- se acercaba flotando en una tabla, donde podía leerse la frase Yo soy la Virgen de la Caridad.
A través del sincretismo religioso, la Virgen de la Caridad conserva su aura maternal. Los yorubas la identificaron con Oshún que es la dueña del cobre, es protectora de las parturientas y tenía fama de caritativa y misericordiosa. La Iglesia católica también utilizó la imagen en cintas de raso para proteger a las mujeres embarazadas y en el parto.
Durante las guerras de independencia de Cuba, las tropas del Ejército Libertador manifestaban gran devoción por la Virgen de la Caridad y se encomendaban a ella. En la actualidad, las personas que visitan el Santuario suelen volver a sus hogares con diminutas piedras de cobre. Se dice que quienes las poseen cuentan con una especial protección para ellos y sus familias.
En 2011, la Caridad del Cobre fue llevada en peregrinación por toda la Isla con motivo de la conmemoración del 400 aniversario de su aparición.
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