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Beyoncé es “más grande que Coachella”, tituló el New York Times. La diva volvió el pasado sábado al escenario en el festival Coachella, ante unas 100.000 personas, y su actuación ha eclipsado al mundo.
La combinación de éxito desmesurado, talento y belleza arrebatadora hacen de la interprete de 'Single Ladies' un ser de otro planeta.
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Si en la primera actuación la cantante brilló en amarillo, en la segunda, la estrella se pasó al rosa, con una sudadera de este color.
La reina del pop y el R&B, tras dos fines de semana de triunfo absoluto en el Festival, donde ha hecho historia al ser la primera mujer negra en liderar el cartel, ha decidido tomarse un breve respiro.
Así, Beyoncé, ha dedicado un rato al ocio y se ha marchado a ver un partido de baloncesto con su marido, Jay Z.
La cantante se ha puesto “de punta en blanco”, nunca mejor dicho, y nos ha regalado además una sesión fotográfica con el look que no tiene desperdicio.
La artista eligió un ajustado minivestido blanco muy original, con una banda negra que marcaba su cintura. El outift se completa con una enorme gabardina del mismo tono, unas sandalias de tiras, gafas de sol y un pequeño bolso de asa corta.
Maquillaje en tonos nude y melena rizada con un semirecogido en la zona superior dejaba ver los maxi pendientes en forma de aro en color negro que eligió.
Así de estupenda apareció en el estadio para ver el partido que enfrentaba a los Golden State Warriors contra the New Orleans Pelicans en Oakland.
Tanto ‘Queen B' como su esposo son muy fans de este deporte y es habitual verles disfrutando desde la primera línea con las estrellas de la NBA.
No sólo eso, la intérprete logró convertir la grada en una réplica de su actuación. El símil, colgado en su Instagram, es asombroso.
Y es que sin ella pretenderlo se encontró rodeada de un ejército de camisetas amarillas.
Es evidente que no hay nada que no pueda conseguir esta mujer.
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