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Pese a los incentivos fiscales, la Zona de Desarrollo del Mariel “se mueve a pasos lentos y no se ha vuelto efectivamente atractiva” para las empresas de Brasil, debido a toda la burocracia aplicada por el Gobierno de la Isla, recogió este sábado el diario brasileño Folha do Sao Paolo.
A través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, los gobiernos de Lula y Dilma financiaron la ampliación y modernización del puerto del Mariel, con una inversión de 682 millones de dólares, bajo el argumento de que ello traería oportunidades para las empresas brasileñas.
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Sin embargo, apunta el periódico, hasta ahora a sólo dos empresas brasileñas -que ya habían operado en la Isla hace más de diez años- le aprobaron proyectos en esa zona franca: la Souza Cruz, presente en el país desde 1995, y la empresa de logística Fidas Brasil -filial de Fidas Enterprises, con sede en Panamá- y que está en Cuba desde hace 17 años.
A finales de 2017, unas 75 empresas brasileñas participaron en la Feria Internacional de La Habana. Algunas llegaron a prospectar la inversión en el Mariel, pero descartaron sus planes ante las actuales condiciones impuestas por el gobierno cubano.
“La burocracia y la incertidumbre financiera alejan a los interesados”, dijo al medio un empresario del Mariel que pidió no ser identificado. Otro obstáculo es la contratación obligatoriamente indirecta, por medio del Estado cubano, de mano de obra local, acotó.
Según recoge el artículo, cada empresa debe pasar por un proceso de elección rigurosa por parte de La Habana que comienza en la emisión del visado de prospección de negocios desde Brasil. Después, hay reuniones con los conglomerados estatales responsables del sector específico en Cuba, gran parte de ellos operada por militares.
Sólo entonces se puede entrar en la lista de proveedores del gobierno, que elegirá, en el momento en que surja la demanda por determinado negocio, qué empresa podrá avanzar, indica el reporte.
En la elección por el gobierno cubano, entran criterios subjetivos como afinidad política con el país de origen de la empresa, pero también la preferencia dada a acreedores del régimen.
Según datos oficiales citados por Folha, hasta ahora 34 proyectos de 15 países, además de Cuba, fueron aprobados en la zona de Mariel -con mayor presencia de España, que tiene ocho, y una inversión total de 1.2 mil millones de dólares.
La Souza Cruz es una de las empresas de inversión con capital mixto, en alianza con la cubana Tabacuba. Esta unión, Brascuba, construirá en la zona de Mariel una fábrica con la que pretende doblar en diez años la producción de la unidad existente en La Habana, que produce 4.500 millones de cigarrillos al año.
La inversión para este proyecto es de 116 millones de dólares, y Souza Cruz pagará la mitad. La construcción debe comenzar en mayo y la expectativa es que la fábrica esté lista el próximo año.
Por su parte, el proyecto de Fidas Brasil -de capital 100% extranjero- se encuentra menos avanzado, debido a los cambios realizados por el gobierno de Donald Trump en 2017, que obstaculizaron las negociaciones para la financiación.
Este último proyecto prevé una inversión total de 8 millones de dólares, así como la contratación de 60 funcionarios locales.
El conglomerado brasileño Odebrecht, que en 2014 estudiaba instalar una fábrica de transformación de plástico en esa zona de desarrollo, aclaró al periódico "no tener ningún proyecto en Cuba actualmente".
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