La Habana, 18 abr (Reuters) - Los legisladores de Cuba comenzaron el miércoles una sesión de dos días en la que van a nombrar al primer presidente en más de 40 años que no llevará el apellido Castro, dando paso a líderes comunistas más jóvenes que estarán bajo presión para lograr una mayor prosperidad y revitalizar a la economía.
Los 605 diputados de la Asamblea Nacional votarán el miércoles para elegir al nuevo Consejo de Estado y al sucesor de Raúl Castro, pero los resultados de los miembros electos se divulgarán el jueves, según la agenda de la sesión.
Medios estatales anunciaron que el miércoles se presentarán también las propuestas para presidente, vicepresidente y secretario del Parlamento. El actual presidente es Esteban Lazo, de 74 años, y quien asumió el cargo en 2013.
Lazo, el miembro del poderoso Buró Político del Partido Comunista, es uno de los pocos afrocubanos visibles en el Gobierno durante décadas.
El favoritismo de Díaz-Canel
Se espera que el presidente Raúl Castro, quien llegó al plenario vistiendo traje negro y corbata roja, sea reemplazado por el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años partidario de la tecnología y que se ve como liberal socialmente, pero que es considerado una apuesta segura para suceder a la histórica generación que luchó en la revolución de 1959 y ya se está retirando.
Castro y Díaz-Canel, que también lucía traje gris, llegaron juntos a la sesión parlamentaria.
El próximo presidente probablemente será cauteloso al principio, buscando consolidar su apoyo entre los conservadores, pese al deseo de un desarrollo más rápido para una economía más pequeña de lo que era en 1985, cuando la isla contaba con el apoyo de la Unión Soviética.
Reunidos en un centro de convenciones en un arbolado suburbio de La Habana, 605 legisladores de la Asamblea Nacional (parlamento) seleccionarán a otros 30 miembros del consejo estatal cubano además del reemplazo de Raúl Castro, quien sucedió a su hermano Fidel en el 2008.
Raúl, de 86 años, generó un cambio radical al descongelar las relaciones con Estados Unidos por primera vez desde que los rebeldes liderados por su hermano derrocaron a un dictador apoyado por Washington y al realizar cautelosas reformas de mercado a una de las últimas economías de estilo soviético.
Pero con la economía sufriendo por la crisis en su aliada Venezuela y las relaciones con Estados Unidos tensas bajo la presidencia de Donald Trump, algunos cubanos son pesimistas sobre la posibilidad de una mejora en sus vidas y se sienten inquietos por lo que está por venir.
"El futuro nuestro ni lo sabemos ahora mismo", dijo Adriana Valdivia, de 45 años y profesora en La Habana. "Termina Raúl y Fidel es historia".
"No veo una salida para que los cubanos mejoren. Los salarios son los mismos y no alcanzan. Y ahora (Donald) Trump aprieta tuercas con el bloqueo, imagínese", dijo Valdivia, quien gana alrededor de 24 dólares por mes.
El próximo presidente debería "aumentar la velocidad del cambio en Cuba mientras mantiene las cosas buenas", dijo el bloguero Harold Cárdenas, de 32 años, quien agregó que la resistencia a las reformas económicas introducidas por Raúl Castro ha frenado al país.
¿Nueva generación, nuevas ideas?
Se espera que el canciller Bruno Rodríguez, de 60 años, obtenga un rol de alto rango en el nuevo gobierno, después de ayudar a avivar la distensión con Estados Unidos en el 2014 y renovar el desafío tradicional de Cuba luego de que Trump cambió las políticas de su país.
Mercedes López Acea, la jefa de 53 años del Partido Comunista en La Habana, también asumiría un rol más importante.
Mientras que la asamblea promoverá un liderazgo más joven, Castro y otros líderes de la revolución retendrán el poder a través de su control sobre el Partido Comunista.
"Cuba está cambiando, pero no espero cambios dramáticos mientras los líderes revolucionarios sigan ocupando puestos clave en el gobierno", dijo el senador estadounidense Patrick Leahy, quien se reunió con Castro y Díaz-Canel.
"Después de eso, una nueva generación puede tener otras ideas", agregó.
Los cubanos ratificaron a los legisladores elegidos por las comisiones controladas por el partido el mes pasado en un proceso que Cuba dice que es democrático, a pesar de que casi todos los candidatos provienen del Partido Comunista.
Es improbable que Díaz-Canel ponga en juego el gobierno de partido único y muchos cubanos se sienten distantes de la política y prefieren centrarse en llegar a fin de mes con las limitadas oportunidades económicas que se abrieron cuando Castro permitió crear más empresas pequeñas en los últimos años.
"La política no es mi fuerte", dijo Diadenis Sanabria, de 34 años, que trabaja en un restaurante estatal en el distrito Vedado de La Habana. "Pero pienso que el cambio de jefe no me cambia la vida".
(Reporte adicional de Patricia Zengerle en Washington. Editado en español por Carlos Aliaga y Pablo Garibian)
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