Apenas unos meses después de que la Gaceta Oficial de la República de Cuba publicara en noviembre de 2017 la resolución No. 970/2017 del Ministerio de Finanzas y Precios ―que fijó la venta "por la libre" de la bolsa de un kilogramo de “huevo en polvo” a 65 pesos cubanos― ya han comenzado a circular los comentarios negativos sobre el producto.
Y es que los cubanos no se acostumbran a que el huevo, base alimenticia por excelencia en la Isla, se convierta en un simple polvo, algo que califican de “invento” y que no gusta nada entre los comensales cubanos, demasiado habituados ya a que en la mesa les den “gato por libre”, o mejor decir, “pollo por pescado”.
Renunciar al huevo sería como renunciar al último salvavidas proteico del día a día para los bolsillos menos favorecidos en la Isla.
Actualmente el huevo deshidratado se comercializa en los mercados estatales de La Habana y, pese a que no es un invento cubano pues en otros países se emplea como base de pasteles, panadería y repostería de todo tipo, lo cierto es que a los cubanos les preocupa el abandono de la postura de la gallina en el sentido tradicional.
El huevo en polvo se obtiene a partir de los huevos frescos de gallina, que son deshidratados con estabilizantes y que se pasteurizan con alta tecnología. No necesita refrigeración y se mezcla con agua para hidratarlo.
Aunque productores y comercializadores sostienen que es más duradero y económico que el huevo, lo cierto es que no es lo mismo en términos de sabor y autenticidad, pues el uso de estabilizantes para su conservación le resta naturalidad al producto.
Sin embargo, la realidad indica que el huevo en polvo llegó a la Isla, los cubanos no dan crédito, no se resignan, y muchos temen que este pueda ser el aviso de que el huevo desaparecerá por un tiempo, como consecuencia de las severas pérdidas económicas que en el sector avícola dejó en Cuba el huracán Irma, en el pasado mes de septiembre.
Fue tal el estrago que se reportó la destrucción total o parcial de más de 600 naves de cría. Los territorios más afectados fueron Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey, en esta última provincia se calcula que murieron más de 10 mil gallinas.
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