El próximo mes de abril Raúl Castro abandonará la presidencia de la Isla y todas las quinielas apuntan al vicepresidente Miguel Díaz-Canel como el favorito para coger el relevo en el poder.
En torno al primer vicepresidente aparece su esposa Liz Cuesta Peraza, directora del departamento de Servicios Académicos de la Agencia Paradiso del Ministerio de Cultura.
Sin embargo en el actual sistema político de Cuba la figura de la primera dama no está contemplada. De hecho, las parejas sentimentales de los mandatarios de la mayor de las Antillas han permanecido en secreto y con una escasa relevancia pública.
En las elecciones del pasado 11 de marzo se pudo ver a Díaz Canel acompañado por su esposa cuando se dirigía depositar su voto en el colegio electoral de Villa Clara. En las imágenes se aprecia a Liz Cuesta Peraza, aunque la prensa oficialista ignoró su presencia.
Ambos se conocieron cuando Peraza ocupaba el puesto de directora del Instituto Provincial del Libro en la provincia de Holguín, lugar donde el dirigente cubano ocupó el puesto de primer secretario del Partido Comunista de Cuba entre 2003 y 2009.
Sus apariciones hasta la fecha han sido más habituales en contexto de visitas y recepciones internacionales, lo que contrasta con su ausencia a nivel más local.
En este sentido Peraza viajó en 2015 junto a su compañero a Corea del Norte, donde conversaron con el mandatario Kim Jong Un.
Asimismo en junio de 2016 fue recibida por la esposa del primer ministro de Japón.
Fidel Castro y las mujeres
Hay que recordar el hermetismo que existió en torno a la vida sentimental del fallecido Fidel Castro. Tuvo muchos romances, amantes, historias conocidas y muchas que ni se conocerán, pero lo cierto es que fueron cuatro mujeres las que marcaron su vida.
Esas mujeres fueron: Mirta Díaz-Balart, primera esposa y madre de su primogénito (Fidelito Castro Díaz-Balart); Natalia Revuelta, una pasión de la que nació su única hija conocida (Alina Fernández) y Dalia Soto del Real, su viuda, compañera por décadas y madre de otros cinco hijos. Celia Sánchez Manduley fue su más estrecha colaboradora.
La mujer que más tiempo vivió junto a Castro fue su viuda Dalia Soto del Valle, madre de Alexis, Alexander, Alejandro, Antonio y Ángel.
Dalia siempre fue una desconocida para los cubanos y se mantuvo completamente alejada del foco público hasta que a inicios de la década del 2000 comenzó a hacer discretas apariciones en actos culturales o políticos, en los que nunca se le veía al lado de Fidel Castro.
Su presencia se hizo más evidente después de 2006, cuando una enfermedad intestinal apartó a Castro del poder.
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