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Peligran las 20.000 visas que Estados Unidos otorga cada año a los cubanos. La retirada en septiembre pasado del 60% del personal de la embajada norteamericana en La Habana, tras detectarse unos supuestos ataques acústicos que afectaron a 24 funcionarios destinados en la sede diplomática de la Isla, se convierte en un obstáculo a salvar por el personal que se quedó en La Habana sólo para cubrir emergencias.
Desde el Departamento de Estado norteamericano confirmaron a Tampa Bay (y así lo recogió CiberCuba) que en 2018, por primera vez desde 1994, Estados Unidos se vería en problemas para cumplir el acuerdo migratorio con la Isla.
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A menos que haya un sprint de última hora, los números apoyan esta tesis. El año fiscal comenzó en octubre de 2017 y acabará en septiembre próximo. Si lo normal ha sido conceder 800 visas mensuales, de octubre a diciembre del año pasado (primer trimestre del año fiscal) se otorgaron sólo 234. De ellas, la mayoría (196) se expedieron en noviembre.
Las cuentas son claras: debían haberse entregado 2.400 visas y sólo se dieron 234. Estamos hablando de que únicamente se ha concedido el 9,75% de las visas comprometidas en el tercer trimestre del año 2017.
Trump no quiere el Bombo
A estos números hay que sumarle que Trump no quiere el Bombo. Ya lo anunció en noviembre y lo ha vuelto a recalcar esta semana. El presidente de los Estados Unidos se propone cortar de raíz el Programa de Visas a la Diversidad porque entiende que es un coladero de terroristas. Pero también porque considera que Estados Unidos necesita una inmigración que aporte a su economía y no que esté basada en lazos familiares.
De hecho, el Departamento de Estado tiene estudios que apuntan a que siete de cada 10 inmigrantes que entran legalmente en el país lo hacen gracias a la reunificación familiar en cadena con la que el presidente también quiere acabar.
Trump propone una inmigración basada en los méritos que da la formación profesional y en las cualidades que tenga el inmigrante para adaptarse a la cultura norteamericana. En otras palabras, el Bombo va a desaparecer y la reunificación familiar en cadena también.
Prueba de ello es que aunque desde la web de la embajada de Estados Unidos en La Habana han dicho por activa y por pasiva que quieren retomar el Programa Cubano de Parole de Reunificación Familiar, la práctica ha demostrado que no es así. Desde el 29 de septiembre la explicación es la misma: "El Departamento de Estado de los EEUU está trabajando con sus colegas en el Departamento de Seguridad Nacional con el fin de garantizar la continuidad del Programa Cubano de Parole de Reunificación Familiar (CFRP)". Dijeron en octubre y en diciembre aseguraron que habría novedades sobre este tema "pronto". No las ha habido. La versión oficial defiende, no obstante, que el programa de reunificación familiar no está suspendido.
Desde finales de diciembre se están programando entrevistas en la embajada de Estados Unidos en Bogotá para los casos de solicitudes de visas de inmigrante. El tener que entrevistarse en Colombia encarece aún más los trámites de los cubanos que quieren emigrar a EEUU, sobre todo porque el Gobierno colombiano exige solvencia económica y extractos bancarios antes de concederles la visa para viajar.
Es difícil que las autoridades colombianas no sepan que la situación económica y el empleo en la Isla no permiten mantener un cuenta solvente en el banco, pero no se dan por enteradas. Por eso se ha creado una petición en change.org, que ha conseguido ya casi 1.500 firmas para reclamar a Colombia que elimine este requisito a los cubanos que viajan a este país a entrevistarse en la embajada de Estados Unidos.
Tal es la presión a la que son sometidos los cubanos, que esta semana un hombre sufrió un infarto cerebral en cuanto supo que le habían autorizado la visa para ir a EE.UU.
A las trabas migratorias que vienen en camino hay que añadir la eliminación de la Ley de Pies Secos, Pies Mojados que mantiene a decenas de cubanos presos en cárceles norteamericanas a la espera de juicio para ver si un juez les permite quedarse en Estados Unidos después de haber atravesado a pie América Latina para llegar a la tierra prometida . Como dice la conocida abogada de Miami Grisel Ybarra, experta en inmigración: "Se acabó lo que se daba".
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