El conductor de NASCAR Aric Almirola visitó Cuba, el país natal de su familia, en busca de su historia y raíces. Sus abuelos y su padre llegaron a los Estados Unidos en 1966, en un vuelo de Freedom Flights. Al igual que otros cubanos nativos, los Almirola tenían muy poco dinero. Sin embargo, sí tuvieron un sueño para comenzar una nueva vida y dejar el régimen de Castro.
"Es humilde. Realmente me hace apreciar lo que mi abuela y abuelo decidieron hacer", dijo Almirola. "Mi abuela presionó a mi abuelo para que lo hiciera, para que dejara el país, viniera a Estados Unidos y creara una vida mejor para su familia. Y el hecho de que yo me haya beneficiado de eso es asombroso".
Almirola tuvo la oportunidad de conocer a una familia con la que nunca había tenido contacto, pasar tiempo con ellos, escuchar historias. Un momento que lo marcó fue cuando su tío abuelo le mostró una caja de NASCAR con su foto sobresaliendo del resto.
"Es una caja con mi foto. Simplemente él pensó que era genial que, en Estados Unidos, alguien con el apellido Almirola, fuera lo suficientemente famoso como para tener un producto con su nombre, y es nuestro apellido. Es el apellido Almirola, mi papá, mis abuelos. Es en lo que se convirtió mi vida gracias al viaje que mi familia hizo a Estados Unidos".
Almirola es el primer piloto NASCAR cubanoamericano y el primero en ganar una carrera de la serie de la copa.
El joven es también un apasionado de la historia de Cuba, que es la de su familia.
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