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Luego de tres años de reparación, el Cambria Hotel and Suites abrió sus puertas el Cambria Hotel and Suites en diciembre pasado.
El local, de 12 pisos y con 136 habitaciones con vistas, un área para conferencias y un restaurante cubano en el cuarto piso con asientos interiores y exteriores, , está destinado a los negocios en la ciudad de Asheville, en el condado de Buncombe, en Carolina del Norte.
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Le han puesto Hemingway's Cuba y pertenece a la marca Choice Hotels.
Alex Fraga, vicepresidente de FIRC, compañía dueña del proyecto, reveló al sitio web Citizen Times que actualmente 74 habitaciones están ya disponibles para su reserva, y en las primeras semanas muestran una tasa de ocupación del 85 por ciento. El resto debe abrir a fines de este mes.
La instalación dispone de cinco suites, 40 habitaciones con dos camas dobles, y algunas con acceso para discapacitados. En el interior las paredes están revestidas de ladrillo, tienen lámparas modernas y ventanas del piso al techo con vistas a las montañas. Entre sus particularidades está el café, elaborado específicamente por la compañía Dynamite Roasting, con sede en Black Mountain, y los espejos de baño conectados por Bluetooth.
Pero lo más relevante es sin dudas el restaurante: Hemingway’s Cuba, con capacidad para 130 comensales en el interior y otros 100 en un patio de 4.000 pies cuadrados. Fue un deseo del fundador de FIRC Tony Fraga, (padre de Alex), un inmigrante cubano.
Todo recuerda allí al escritor norteamericano, desde los murales pintados en las paredes –uno con el restaurante Floridita y otro con el autor de El viejo y el mar pescando en su bote– hasta un busto suyo al final del bar. FIRC licenció el nombre de Hemingway para su uso. Ello añade un valor al espacio, ya que Hemingway pasó varios años viviendo y escribiendo allí.
Leonel Zaldívar, director de alimentos y bebidas de FIRC, no sabía que había tantos cubanos viviendo en Asheville. Muchos de ellos nacieron y vivieron en la Florida, y les encanta que les hayan traído un sitio que les resulta familiar.
El hotel abrió sus puertas en invierno, una temporada más baja para el turismo, lo cual permite a sus dueños tener tiempo para resolver los problemas. Si todo sigue como va, a medida que la temperatura suba y se acerque la primavera, el Cambria de Asheville podría no disponer de habitaciones libres.
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