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¿Quién no recuerda aquel magnífico fildeo que se gastó en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003? Sintió el sonido de la conexión, le dio la espalda al home plate, corrió, corrió más, miró al cielo en busca de la redonda, estiró su guante, algo así como un saco con cinco dedos, y capturó la pelota, no sin antes dar un salto al vacío y una voltereta gimnástica después. Todo esto sin respirar.
Carlos Alberto Tabares Padilla es uno de los peloteros más queridos entre todos los que se han vestido de azul. Su número “56” es sinónimo de historia y sus engarces en el jardín central forman parte de su leyenda.
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Unos se refieren a él como "El lince Giraldillo"; otros, como el “Capi Azul”. Hay quienes con más confianza le dicen “El Taba”. Su madre, Inés María, lo llama “mi niño” y recuerda siempre la terquedad y la dedicación que desde pequeño el morenito le puso al deporte que lo acogió como uno de sus hijos preciados.
Excelente conversador, buen bailador, magnífico jugador de dominó, padre de familia, sociable por naturaleza, dicharachero, disciplinado, picante, sencillo. Carlos es pura sonrisa; Tabares, un genuino industrialista. Sus 25 Series Nacionales fueron un manojo de pasión, algo que el actual coach de tercera de Industriales siempre recuerda.
El próximo jueves 11 de enero se retirará oficialmente, dos días después del primer anuncio oficial.
Su casa de siempre, el majestuoso estadio Latinoamericano, se repletará para decirle adiós. Un adiós merecido para el hombre que supo recorrer sus senderos durante dos décadas y media, el jardinero seguro que nunca dudó tirarse en busca de la vestida de blanco y que conectó varias conexiones por encima de sus cercas.
Tabares destacó por su entrega, su pasión y su picardía en cada grama de pelota. Hoy su despedida es uno de los temas principales en La Habana. Miles irán a apoyar a los “Leones” en su tercer partido ante Las Tunas, pero todos llegarán un poco más temprano, porque a las 6: 56 pm comenzará el show que prepararon en su honor.
El mítico número “56” de Industriales dirá adiós y todos aplaudirán sin descanso. Cuba entera lo quiere y admira. Sus cualidades como deportista y persona lo colocaron en un pedestal dentro de la afición cubana. Nadie desdeña lo alcanzado por el jugador que siempre “dejó la piel en el terreno”.
Números ofensivos y defensivos:
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