Una camarera del Hotel Iberostar Parque Central-Prado Y Neptuno fue captada por el lente curioso del fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini, en el justo momento en que esta se empeñaba en limpiar los cristales en el balcón de una de las habitaciones.
Con un pie puesto en una silla de madera y el otro en el enrejado del balcón, la mujer se juega la vida, con un paño en una mano y con la otra sujetándose de la puerta. Un mal gesto, un pie que resbala, y su cuerpo caería al vacío.
Bianchini bromea con la imagen y dice que "esta intrépida mucama fue la multipremiada del 2017" entre los trabajadores destacados del hotel.
Algunos pensarán que la mujer es irresponsable, o se preguntarán "dónde estaba el del Departamento de Protección Física", pero la realidad es que muchos obreros en Cuba no cuentan con la seguridad mínima para hacer su trabajo.
Seguramente los jefes de la camarera "se desayunarán" con la noticia de que una empleada hacía eso, cuando deben saber claramente que el Departamento de Ama de LLaves no cuenta con los materiales y la logística necesarios para que las camareras limpian los cristales sin tener que recurrir a piruetas que ponen en peligro su vida.
Muchas de ellas ni siquiera tienen derecho a quejarse. Afuera, hay cientos en las bolsas de empleo del turismo esperando una oportunidad para trabajar en el que quizás es el único sector estatal rentable en la Isla.
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