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Recién acaba de concluir la segunda vuelta para elegir a los delegados de circunscripción. Ellos integrarán las Asambleas Municipales del Poder Popular en Cuba. Ahí concluye la primera parte del show que cada dos años y medio monta el Partido Comunista. Lo hace para mostrar al mundo su "verdadera democracia" porque, según sentenció el comandante: "El poder del pueblo, ése si es poder".
Muy limitado ese supuesto poder pues hasta ahí llega. Ni siguiera se tiene voto para elegir a quienes dirigirán a nivel municipal. En esta votación los números van aclarando, poco a poco, lo que en realidad piensa el pueblo sobre el gobierno y lo que les importa el "proceso eleccionario".
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En la primera vuelta el 78% del pueblo dio voto positivo. Algo que debió estremecer mucho al Buró Político, porque tres días después la señora Alina Balseiro hizo aparecer, en un acto de magia, 306.605 votos y ni se tomó el más mínimo trabajo en dar explicación alguna sobre ese nimio error de cálculo.
Y como si lo anterior fuera poco, en la segunda vuelta, en la que debían participar 1.306.769 votantes, la cifra de "apoyo" al gobierno bajó casi en un 10% (69,9%). Oigamos los criterios de la gente del pueblo al respecto en la primera parte del proceso eleccionario cubano.
Roberto, trabaja en una panadería y me dice que no le importa quién es su delegado pues nada resuelve. Que él no pierde el tiempo en participar en esa farsa. "Sé que muchos van a votar con la esperanza de que el nuevo delegado resuelva algo, pero yo me cansé hace veinte años de esperar y esperar", dice.
Niurka una hermosa morena que tiene un pequeño kiosco de venta de café, frituras y refresco me explica: "Yo tengo una hija próxima a cumplir los15 años y trabajo muy duro aquí, día a día, para ver si le puedo realizar la fiesta que yo no tuve. Soy contadora y mira en lo que tuve que parar". Le pregunto entonces por su delegado. "Ni me importa. Hasta hoy nada me han resuelto".
Ella como muchos cubanos vota en las elecciones para no señalarse. "Casi siempre marco a uno, pues sé que para algunos ser delegado los hace sentirse importantes. Eso para mí es una tontería, pero es el sueño de otros".
Carlos Gómez me dice que él vota porque es una forma de demostrarle a los enemigos, que el pueblo está con el Partido y Raúl. Al preguntarle por quién es su delegado me responde: "El nombre es lo de menos, lo importante es que quien sea va a representar los intereses de sus electores".
No te parece -le digo- que ésa es una muy demagógica respuesta. "¡Y a quién le importa eso! Me dice alejándose de mi lado".
"Llevo años trabajando en las mesas de los colegios electorales", dice Joan, un abogado. "Aquí escucho muchos criterios y oigo hablar a dirigentes de diferentes niveles y me doy cuenta de que el Gobierno sabe que las elecciones al pueblo no le interesan en lo más mínimo, pero mientras vayan y voten el resto no les preocupa".
En otros países las elecciones son una fiesta nacional. A las personas se les ve contentas, esperanzadas. Van a votar con banderas, pancartas, fotos. Todo es alegría. En Cuba es una rutina de obligatorio cumplimiento. Pocos hablan de ellas y cuando lo hacen es generalmente para criticar. Salvo muy raras excepciones o en los colegios electorales se ve una bandera cubana en las casas y las personas se dirigen a los colegios callados, solitarios, sin entusiasmo y mucho menos felices.
A continuación les brindo una información que de por sí debería anular todo el proceso eleccionario en Cuba.
La organización de la sociedad civil independiente cubana, Ciudadanos Observadores del Proceso Electoral (COPE), de la cual son fundadores Martha Adela Tamayo y Juan Antonio Madrazo, estuvo presente, en ocho provincias del país. En más de setenta (70) Asambleas de Nominación de Candidatos a Delegados de Circunscripción y ninguna cumplió con el requisito indispensable para su validez: contar con no menos de un 75% de asistencia.
Desde hace décadas el Partido, en connivencia con los CDR, ha establecido la estrategia de citar varios comités de defensa para las Asambleas de Nominación, y así dar una imagen de masividad, pero en éstas jamás se da a conocer la cantidad de los que debían estar presente y el por ciento de asistencia que en ellas hay, pues de hacerlo no se podría celebrar ninguna.
Por ello es válido concluir que el Proceso Eleccionario de este año 2017, al igual que otros anteriores, es ilegal y fraudulento desde su raíz.
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