Corrupción en las cárceles de Cuba: funcionarias venden los pases en CUC

Las internas con mayor poder adquisitivo tienen ventajas carcelarias y rebajas de condena.

Cárcel de mujeres Macondo, en Artemisa. © Cubanet
Cárcel de mujeres Macondo, en Artemisa. Foto © Cubanet

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Este artículo es de hace 7 años

Se llama Macondo, está en la carretera de la Borgita, en Alquízar, provincia de Artemisa. Es una cárcel aunque el Gobierno cubano prefiera llamarla Centro Mixto para Mujeres, en el que se recluyen condenadas a Trabajo Correccional con Internamiento (TCI) por delitos de malversación, cohecho, falsificaciones, prostitución o las que son consideradas un peligro para la sociedad. Según publica Cubanet, la directora María Elena Riveri Moya y Kenia Castañeda López, jefa de Tratamiento Educativo, venden pases a las internas a 25 (un día) y 50 CUC (dos días).

Estas dos funcionarias de prisiones vivían en casas de madera con piso de tierra antes de montar su negocio en Macondo. Ahora, añade Cubanet, sus viviendas son de mampostería y tienen dos plantas. Incluso la directora habría prestado 5.000 pesos a una trabajadora aunque su sueldo no llega a los 1.000.


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María Elena Riveri como Kenia Castañeda estarían pendientes de las reclusas con mayor poder adquisitivo, a quienes ayudan a conseguir favores o rebajas de condena a cambio de dinero. En cambio, niegan estas ventajas carcelarias a quienes las merecen, pero no pueden pagar por ellas. De esta forma, las internas que tienen dinero son ubicadas en el pantry de la directora, a quien suministran alimentos, pero también regalos a los que ella no puede acceder con su sueldo.

Un ejemplo de ello es una presa que entró el 6 de abril, condenada a dos años de cárcel, y en agosto ya había salido en libertad. Regaló cortinas, planchas de pelo y celulares a la directora de Macondo.

Una reclusa que aseguró haber reunido pruebas contra las dos funcionarias, pero inmediatamente salió en libertad.

Asimismo Cubanet recoge denuncias de internas que se quejan de que a las reclusas que pagan no les tienen en cuenta si se pasan de hora de entrada en los pases o que la directora hace la vista gorda con la venta de ropa dentro de la prisión, si las encargadas del negocio la sobornan. También asegura que una interna se ve con su marido en el despacho de la directora ya que éste regaló a la funcionaria una televisión de plasma.

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