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Un mamey de más de 9 libras ha impactado a su dueña, y a todos los que han visto las fotos de la exuberante fruta.
Eneida Matos González, quien vive en la calle L #36, entre Brigadier y Rojas, en Matanzas, nunca imaginó que su mata de mamey diera un fruto con tal peso. Sólo cuando lo tumbaron se dieron cuenta de sus dimensiones.
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Hace 16 años al esposo de Eneida le regalaron dos semillas de mamey, y desde entonces el árbol comenzó a crecer en el patio de su casa.
Nunca, advierte, hicieron nada para acelerar el crecimiento del árbol.
“Esta planta no fue injertada y yo le echo simplemente agua. La mata siempre se ha caracterizado por frutos grandes, imagínate que los más pequeños eran de dos libras y media”, dice.
Según cuenta, el mamey “gigante” fue la sensación del barrio: “Me decían que era más grande que una losa, incluso lo metimos en una cubeta de pintura. Todo el mundo estaba asombrado, ¡qué clase de mamey!”, afirma.
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