Por esto días, nuestra redacción se hizo eco de la aparición, en los campos de la provincia cubana Artemisa, del Caracol gigante africano, una de las 100 especies más dañinas e invasivas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
En 2014, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) de Cuba había advertido sobre la presencia en una barriada de La Habana, Arroyo Naranjo, de este exótico molusco, el principal vector del parásito causante de la meningoencefalitis eosinofílica en humanos.
Tras una colecta practicada en la zona por investigadores del IPK, se encontró allí un número considerable de caracoles jóvenes con tallas de 10 centímetros de largo de concha (la máxima es de unos 20 cms), fundamentalmente en árboles, arbustos y suelos cercanos a la vegetación.
El jueves pasado, una fuente informó al medio digital Outbreak News Today que estos ejemplares "están proliferando en el área de Miramar, en las cercanías de Calle 30 y Avenida 7ma, por el área de las embajadas”.
Originario de África oriental, especialmente en áreas de Kenia y Tanzania, todavía se desconoce cómo llegó a la Isla el caracol gigante. "No sabemos las causas reales de cómo llegó a Cuba”, dijo Michel Matamoros Torres, investigador del Instituto para la Investigación en Sanidad Vegetal (INISAV).
Según el experto, el animal pudo haber arribado al país “por motivos culturales, ya sean ornamentales o religiosos”.
De acuerdo con el reporte, en los campos afectados hay varias teorías, desde que una persona que los crio como animales domésticos y escaparon al elemento decorativo, hasta la versión más extendida: son traídos para usarse en ritos de santeros de origen africano.
"No podemos confirmar que la religión tenga algo que ver con el caracol gigante africano, aunque tenemos algunos elementos que nos hacen pensar que pueden ser ellos, y es por eso que alertamos a los religiosos", dijo Matamoros.
La infección con el parásito de la meningoencefalitis ocurre al ingerir accidentalmente o intencionalmente caracoles crudos y babosas. La lechuga y otras verduras de hoja también pueden ser una fuente si están contaminadas por pequeños moluscos. La misma suele ser asintomática o levemente sintomática. Los síntomas generalmente aparecen de una a tres semanas y pueden incluir dolor de cabeza, rigidez en el cuello, hormigueo o sensaciones dolorosas en la piel, fiebre baja, náuseas y vómitos.
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