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Pekín, 7 nov (EFE).- Mañana miércoles, el presidente chino Xi Jinping, reforzado tras el reciente congreso del Partido Comunista de su país, recibirá al mandatario estadounidense Donald Trump en un encuentro de potencias globales marcado por las diferencias sobre Corea del Norte y la economía.
Trump llega mañana a Pekín para la tercera escala de su gira asiática, que se prevé más complicada tras unas etapas muy cómodas con aliados estrechos como Japón y Corea del Sur.
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La tensión en torno a Corea del Norte y las disputas económicas de Washington con Pekín (fuerte desequilibrio comercial, límites estrictos en inversiones y en acceso al mercado en el gigante asiático) protagonizarán las conversaciones entre ambos presidentes.
China busca evitar al máximo conflictos y disputas, bajo la máxima de que las dos mayores potencias mundiales pueden lograr mucho más cooperando que enfrentadas, por lo que Pekín insistirá en mantener la buena armonía por encima de las diferencias.
"Tenemos un amplio interés común en la estabilidad y la promoción de la prosperidad a nivel global", resumió hoy una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying.
La visita "es una oportunidad importante" para la relación bilateral y permitirá "diseñar un plan de acción para su desarrollo" futuro, señaló el viceministro de Exteriores para Norteamérica, Zheng Zeguang, en declaraciones a un grupo de periodistas, en las que destacó la buena sintonía entre ambos mandatarios.
Tras su campaña electoral enormemente agresiva contra China, Trump moderó el discurso al llegar a la Casa Blanca.
Pero también advirtió el lunes en Japón que el comercio entre EEUU y China debe ser "justo" y "recíproco" después de que "durante décadas las relaciones comerciales hayan sido muy injustas".
En Pekín se reconoce el enorme superávit comercial con Estados Unidos pero se pide mirar al conjunto de la imagen, con una división del trabajo entre países para la fabricación de productos de diferente nivel.
Además, China anticipa que en esta visita habrá importantes acuerdos comerciales que puedan calmar a Washington.
Zheng también destacó el fuerte incremento de las importaciones chinas en los últimos años, que van a subir aún más próximamente según aumenta la clase media del gigante asiático, así como que China ya genera más inversiones exteriores que las que recibe.
Sobre Corea del Norte, China busca que Washigton continúe ciñéndose a la vía estrictamente diplomática, explicó en declaraciones a Efe Shen Yamei, directora adjunta del Centro de EEUU en el Instituto Chino de Estudios Internacionales, en Pekín.
En este sentido, Shen considera que sería "importante" si Xi y Trump acordaran el jueves dar "un mayor impulso" a la búsqueda de una solución política y dialogada.
Para esta analista china, si EEUU busca la vía negociada, "sus hechos deben seguir a sus palabras", en referencia a sus tres grupos navales con otros tantos portaaviones que realizarán ejercicios militares en los próximos días en aguas del Océano Pacífico próximas a la zona.
Pekín y Washington tienen "un interés común en mantener la paz en la región", ya que la vía militar "solo causará desastres", insistió el viceministro Zheng.
Ambos presidentes llegan a esta cita en circunstancias muy diferentes. Esta es la primera visita de estado tras el XIX Congreso del Partido Comunista de China, que dejó a Xi muy reforzado y al nivel de los grandes líderes comunistas nacionales, como Mao Zedong o Deng Xiaoping.
En cambio, Trump tiene su popularidad al nivel más bajo desde que llegó a la Casa Blanca y su Administración muy afectada por continuos escándalos, desde los vínculos rusos de su campaña hasta las últimas revelaciones sobre paraísos fiscales que implican a dos personas de su confianza: el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y al yerno y asesor del mandatario, Jared Kushner.
"La situación doméstica es ciertamente importante para las políticas de ambos en el ámbito global", apunta Shen.
Más allá de las diferencias, la parte china insiste en su objetivo de mantener el tono positivo con el que la relación personal entre Trump y Xi comenzó en abril, en Mar-a-lago (Florida), y que se ha ido cimentando en la reunión posterior en Hamburgo y en conversaciones telefónicas.
A nivel personal, Pekín se ha esmerado para devolver la "cálida hospitalidad" que Xi y su esposa Peng Liyuan recibieron en Florida.
Así, la tarde del miércoles estará dedicada a la parte privada: ambas parejas tomarán el té juntas, visitarán la Ciudad Prohibida y cenarán a solas.
Pekín dará el jueves a Trump el trato más esmerado a las visitas de estado, con una ceremonia de bienvenida en el Gran Palacio del Pueblo, la reunión oficial con Xi y una cena de gala.
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