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El ministro de Turismo cubano, Manuel Marrero, dijo hace diez días que el huracán Irma había dejado mejores playas en Cuba, pues el ciclón trajo más arena y dejó mejores dunas.
Al parecer, en su descripción idílica se ha colado una excepción. Según publica Juventud Rebelde, Irma hirió de gravedad el ecosistema de Camagüey, desde la llanura hasta la costa.
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En la playa de La Boca, ubicada en el polo turístico de Santa Lucía (costa norte) y en Playa Florida, al sur de la provincia, se han registrado "las mayores destrucciones en la flora, la fauna, los suelos y el relieve".
Así describió la situación Lisbet Font Vila, jefa de la Unidad de Medio Ambiente de Camagüey. Además, añadió que a su paso por Santa Lucía, Irma dejó las dunas sin arena y ésta ha sido arrastrada hasta el playazo, a unos 100 metros de la costa. Eso sin contar que tras el huracán ha crecido el número de "escarpes" (rocas que cortan el terreno abruptamente), hay rocas en la primera línea de playa, y se han derrumbado total o parcialmente las construcciones que estaban en la arena.
En Playa Florida se acumuló fango en la orilla de la playa, aunque las autoridades descartan que la zona esté contaminada por hidrocarburos o sustancias químicas. De la Bahía de Nuevitas han desaparecido los crustáceos, cangrejos, cochinillas y erizos verdes.
Y eso no es todo. En la Sierra de Cubitas y Esmeralda se perdieron 238 000 hectáreas de bosques y plantaciones. Además, en zonas protegidas como Limones-Tuabaquey, Los Ballenatos, la Bahía de Nuevitas, el refugio de fauna del Río Máximo, y los cayos Sabinal y Romano, se reportan graves daños en el paisaje y la vegetación, en especial en los manglares.
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