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Manolín: "Pensé que me había llegado el final"

Pensé en Melissa y vi cómo me metía contra esa mole de hierro y no supe más nada, perdí el conocimiento.

Manolín habla de su accidente y la operación © Instagram/manolinelmedico
Manolín habla de su accidente y la operación Foto © Instagram/manolinelmedico

Este artículo es de hace 6 años

La muerte es algo natural y es lo único seguro que tenemos todos los seres vivientes. Así siempre lo he creído y en esos precisos instantes antes de chocar, pensé que me había llegado el final.

El verdadero privilegio es nacer y si naces saludable, pues es una pasada, el mayor regalo es la vida.

Por eso, no importa el tiempo que vivas, vívelo con alegría. Así lo vivo yo. Nadie sabe cuándo le toca. Hay que vivir ready to go, pues una vez nacido, todo es posible, lo bueno y lo malo. La vida es un azar y tiene un final inevitable.

Para morirse hay un menú muy amplio y se muere cualquiera en cualquier momento; para morirse solo hay que estar vivo.

Los accidentes son causas frecuentes de muertes y no siempre son el producto de grandes irresponsabilidades, a veces son producto de pequeñas coincidencias, pero de eso hablamos en otra ocasión.

Según lo vivido hace solo unos días, es increíble cómo podemos pensar tanto en tan pocos segundos.

En los instantes antes de chocar, lo último que pensé fue:

1- No puede ser, me llegó el final.

2- Pensé cómo poder salvarme.

Pero no había tiempo ni manera de escapar, pues inevitablemente tenía que chocar contra esa mole de hierro que tenía frente a mí y no había posibilidad de sobrevivir.

Me dije sin drama: "Este es el final y esto es lo último que puedo hacer por mí".

Con las dos manos apreté fuerte el timón, le metí el pie derecho a los frenos con todas mis fuerzas, con la pierna estirada completa hasta abajo.

Pensé en Melissa y vi cómo me metía contra esa mole de hierro y no supe más nada: perdí el conocimiento.

Luego, como si a otro mundo hubiera llegado, sentía cosas muy raras, voces raras, el sonido de un helicóptero: taca taca taca taca taca taca taca.

Y en mi obnubilación todo me parecía muy raro y extraño, estaba en otro mundo, daba la sensación de haber llegado a otro mundo y me sentía desbaratado, pensé que estaba muerto.

En mi trauma, no abría los ojos, solo escuchaba ruidos extraños y voces extrañas que me decían:

"¿Cómo te llamas?

¿Cuál es tu fecha de nacimiento?

¿Sabes dónde estás?

¿Sabes por qué estás aquí?"

Todo me parecía de otro mundo, empecé a responder poco a poco, pero no abría los ojos. Estuve largo tiempo con los ojos cerrados, no los abría por nada del mundo.

Hasta que alguien me dijo:

"¿Por qué no abres los ojos?

¿Los puedes abrir?

Abre los ojos."

Abrí los ojos y me di cuenta de que estaba vivo. Tal parece que como el cerebro tiene sus características y como el último pensamiento consciente fue que iba a morir, pues se quedó ahí.

Abrí los ojos y fue cuando me di cuenta de que estaba vivo, que había sobrevivido.

Y alguien me puso la mano en el hombro y me dijo:

"Estás en el Hospital Jackson, sobreviviste a un fuerte accidente y te vamos a curar, vas a entrar al salón de operaciones."

Y me dije: "pues sí, parece que increíblemente sobreviví y creo fue por la actitud de los instantes finales cuando, a pesar del pánico, mantuve la calma y me dije: 'esto es lo ultimo que puedo hacer por mí'".

Y por supuesto, la llegada rápida del rescue y todos los medios que despliegan cuando hay accidentes. De eso y del buen trato y calidad del Hospital Jackson, hablaremos en otro momento.

Hasta el último segundo hay que luchar, la vida vale la pena.

Manolin.

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