BOGOTÁ (Reuters) - Este domingo 27 de agosto la antigua guerrilla colombiana de las FARC inició un congreso nacional con el que pretende definir las bases para lanzar su partido político y participar en las elecciones del 2018, un reto difícil por su mala imagen y la creciente polarización en el país después del acuerdo de paz.
Tras 53 años de guerra contra el Estado, la mayoría de los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fueron amnistiados en virtud del acuerdo firmado el año pasado con el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que les abrió la puerta a la participación en política.
En buses escoltados por motocicletas y vehículos de la policía, miles de excombatientes llegaron a un auditorio en el centro de Bogotá, luciendo camisas blancas en la que se leía: "Por un Gobierno de transición para la reconciliación y la paz", un acto impensable hasta hace dos años.
Se espera que en la convención de seis días, las FARC divulguen su estrategia política, que incluiría coaliciones con partidos de izquierda, según los líderes del hasta hace poco grupo rebelde.
"Nos transformaremos a partir de este evento en una nueva organización exclusivamente política que ejercerá su actividad por medios legales", dijo Rodrigo Londoño, más conocido como "Timochenko", en la instalación del evento, en el que advirtió que no renunciarán a sus principios revolucionarios.
"Tenemos por delante grandes retos y múltiples dificultades, nada es fácil en el mundo político, mucho menos la actividad revolucionaria", afirmó.
El acuerdo de paz estableció que durante dos periodos, a partir del 2018, el partido que funden las FARC tendrá 10 curules en el Congreso -cinco en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes-, incluso si no consiguen los votos necesarios en las elecciones.
LOGRAR RESPALDO PÚBLICO, PRINCIPAL RETO
Uno de los principales desafíos del futuro partido Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia será conseguir respaldo en una sociedad mayormente conservadora, que aún tiene fresco el recuerdo de los 220.000 muertos que dejó el conflicto armado, además de los miles de secuestrados y los millones de desplazados.
Para los analistas la antigua guerrilla, que desmovilizó más de 7.000 combatientes, buscará inicialmente apoyo en las apartadas zonas rurales en las que tuvo una fuerte presencia durante las cinco décadas de lucha armada con su discurso de corte socialista, y en donde ejercieron un poder de facto.
"Creo que primero van a buscar una consolidación regional, jugando un poco con la presencia e influencia que tienen en ciertas provincias", dijo a Reuters Catalina Jiménez, docente investigadora del área de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. "A nivel nacional se necesita una votación importante que creo que todavía no tienen por la misma polarización del acuerdo de paz", agregó.
Los colombianos rechazaron en octubre en un plebiscito el acuerdo de paz entre Santos y las FARC, dejando latente la polarización sobre el grupo rebelde y la posibilidad de que se reintegre a la sociedad.
Santos, ganador del Premio Nobel de la Paz, se vio obligado a ajustar el acuerdo en medio de críticas de una oposición liderada por el expresidente Álvaro Uribe, que insiste en que los antiguos jefes rebeldes deben ir a la cárcel a pagar sus crímenes, en lugar de ser premiados con la posibilidad de ser elegidos en cargos públicos.
(Reporte adicional de Luis Jaime Acosta. Editado por Marion Giraldo)
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