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MININT le explica a periodista villaclareño "por qué no puede salir del país"

En días pasados el joven Carlos Alejandro Rodríguez Martínez se disponía a viajar al extranjero cuando fue separado de la fila en Inmigración, y notificado que "no podía viajar."

Carlos Alejandro y Maykel González © Carlos Alejandro Rodriguez/Facebook
Carlos Alejandro y Maykel González Foto © Carlos Alejandro Rodriguez/Facebook

Este artículo es de hace 6 años

El joven periodista cubano Carlos Alejandro Rodríguez Martinez (izq, camisa de cuadros en foto de portada), trabajador del diario Vanguardia, en la provincia de Villa Clara, dio a conocer a través de la red social de Facebook que, finalmente, en la Delegación del Ministerio del Interior en la mencionada provincia, ubicada en el Centro del País, accedieron a darle una explicación sobre su caso.

Recordemos que este joven, tenía previsto viajar a México el pasado 10 de agosto a Ciudad México, y justo en la Terminal Aérea, instantes antes de abordar el vuelo supo por boca de un agente de Inmigración que, tanto él, como una colega que le acompañaban, tenían "prohibido salir del país." Al respecto, el joven narró:

"El pasado jueves viajaría a Ciudad de México, con otra colega, a participar en un taller de periodismo. Nunca llegué. Las autoridades cubanas de Inmigración nos impidieron abordar el vuelo de Aeroméxico 452, a las 13:10 horas. Nos apartaron de la fila y dijeron: "Hoy no viajarán". ¿Por qué? No respondieron allí ni al día siguiente, en la Oficina de Atención a la Población, en Miramar. Tampoco pudieron responder en la Fiscalía General de la República, donde --dijeron-- atenderán nuestra queja y nos darán respuesta en 60 días hábiles o más. ¿Pero esta prohibición, sin notificación previa ni proceso mediante, no es ilegal?, pregunté a la fiscal de turno. "No me pongas en esa situación", dijo ella, con amabilidad casi colmada.
Sin embargo, impedir que un ciudadano cubano viaje libremente, cuando no está sometido a ningún proceso legal, constituye una práctica arbitraria e injusta, cuando menos. Y yo me consuelo: pecamos el día que escogimos ser periodistas."

Finalmente hoy, 24 de agosto, y tras muchos días de gestiones, entrevistas y consultas, Carlos Alberto recibió una respuesta de las autoridades de la provincia.

Según sus palabras, estas argumentan que "sus actividades" con las organizaciones de periodistas IPYS (Instituto Prensa y Sociedad, de Perú) y TAZ PANTER (de Alemania), constituyen la causa por la cuál le fue imposibilitado viajar al extranjero el pasado día 10 de agosto.

"Al fin, el Minint habló: nos prohíben la salida del país por nuestras "actividades" con las organizaciones de periodistas IPYS (Instituto Prensa y Sociedad, de Perú) y TAZ PANTER (de Alemania). Nuestras actividades, aunque no lo haya mencionado el Minint, se reducen a un taller de periodismo, en un lado y el otro. La amable funcionaria de Atención a la Población de la Delegación del Minint en Villa Clara nos avisó que el órgano que representa no notifica por escrito ni la prohibición ni su anulación. Y en nuestro estado de derecho ese gracioso uso del poder nos impide contratar un abogado o conseguir representación legal. Por otro lado, varios de los participantes en los talleres de IPYS y TAZ PANTER han viajado después de sus actividades con aquellas nefastas organizaciones. Y yo no sé, todavía, por qué el Gobierno teme tanto a los periodistas. ¿Qué terrible secreto custodia, que no pueda ser combatido con las armas de la verdad y las ideas?"

Colegas del gremio cercanos a Cibercuba, apuntan que, más que nada, la represalia tomada contra el joven periodista puede obedecer a una vendetta de las autoridades del Ministerio del Interior en el territorio, debido al papel desempeñado por este en relación a sucesos acontecidos con su pareja, el periodista villaclareño Maykel González Vivero.

Carlos Alberto, había denunciado además el 21 de Mayo, cómo desde el día 19 de Mayo, su cuenta de Facebook fue hackeada, y cómo la persona que usurpó su identidad, le preguntó a Maykel sobre "planes periodísticos futuros."

"(...)El viernes pasado, 19 de mayo, cuando me encontraba en mi centro de trabajo, el periódico Vanguardia, no pude acceder a mi cuenta de correo gmail, porque la contraseña había sido cambiada hacía «tres horas».
Facebook tampoco me permitía acceder porque se había modificado la contraseña «una hora antes». Nunca pinché ningún enlace, ni violé ninguna medida básica de seguridad informática. De inmediato intenté recuperar mi cuenta, pero el hacker había cambiado todos los números telefónicos y correos de verificación. Cuando mis amigos escribieron al hacker (conectado como si fuera yo) él no respondió. Pero le escribió a Maykel, mi novio. Quiso saber de proyectos periodísticos, de planes. Enseguida evidenció la naturaleza de los hechos. Lo peor es la doble moral, la hipocresía: Criticamos a quien haya que criticar en el mundo entero por violaciones de la privacidad, pero nosotros mismos somos capaces de hackear el correo de otro, de penetrar el facebook de otro. ¿Hemos llegado a la era del ciberacoso y el hackeo? Yo no tengo nada que ocultar: no colaboro con ningún proyecto periodístico terrorista, no planeo «derrocar el régimen», pero aún así han violado mi privacidad."

Un hecho que se repitió diez días después, y que nunca fue aclarado ni investigado por las autoridades correspondientes.

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