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El más reciente capítulo de la tragicomedia del béisbol cubano aconteció el sábado último, cuando Roger Machado retiró a sus Tigres avileños del cuartel general de Sancti Spíritus, el estadio José Antonio Huelga, alegando que el terreno se encontraba en condiciones deplorables.
“Había llovido y mis jugadores me decían que así no se podía jugar. Entonces fui a pedirle al árbitro principal que echaran más arcilla en el infield, y éste me indicó que se iba a continuar como estaban las cosas, que ya no se haría nada más”, explica Machado.
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Tricampeón insular y varias veces manager del team Cuba, el ex receptor optó por retirar a su equipo y de inmediato se decretó el primer forfeit de la presente Serie Nacional.
“El juego había empezado a las dos de la tarde -me comenta vía telefónica el mentor-, y en el segundo inning íbamos perdiendo 5x0 cuando rompió la lluvia. Pasó el tiempo, escampó, y los encargados del mantenimiento solicitaron dos horas para hacer su trabajo. Entre eso y los treinta minutos que se le conceden a los jugadores para que calienten nuevamente, el encuentro se reanudaría a las 5:30 pm. Era absurdo seguir”.
¿Y cuál es el problema?, se preguntará usted. ¿Qué impide que un choque de pelota se reinicie a esa hora? Muy sencillo: el Huelga no tiene luminarias en dos de sus torres.
“Se quería recomenzar para echar unos pocos innings hasta que cayera la noche y validar el juego, porque lo que está en la mente de muchos es el burocratismo de quedar bien y decir que se han celebrado sin problemas todos los encuentros”, sostiene Machado. “Por este camino vamos mal. Muy mal. Fíjate que el comisario del partido ni siquiera bajó al terreno”.
Según el técnico, hoy tendría lugar en La Habana una reunión donde se analizaría el caso y se determinaría la posible sanción en su contra. Algo que, curiosamente, nunca pasó por la cabeza de nadie luego de que Machado y su cuerpo técnico ‘viraran al revés’ un desafío de la Liga Can-Am.
“Nosotros hicimos un informe y lo enviamos allá con los detalles de lo sucedido en el Huelga. Los propios espirituanos están de acuerdo en que no se debía proseguir el choque en aquellas condiciones. Pido sincero perdón al pueblo que pagó su entrada para ver el partido, pero si yo no cuido a mis jugadores, ¿quién va a hacerlo por mí?”.
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