Hace unos días les refería que era muy difícil comentar de béisbol sin las muy necesarias estadísticas pero hoy voy a hablarles sin tener que utilizarlas. Quiero referirme a lo que acontece este intermedio de semana en el tope Villa Clara-La Habana, que concluye este jueves y que ha sido dominado por el elenco del centro del país que dirige el ex receptor de la selección nacional, Ariel Pestano. Tres victorias en tres salidas.
Yo vivo muy cerca del estadio Latinoamericano. Sometido a una reparación con vistas a la visita del entonces presidente estadounidense Barak Obama, el Coloso del Cerro sigue beneficiándose por la acción de restauradores y constructores: completamiento del techo, arreglo de las cabinas de transmisiones de la Televisión y la Radio, mejoramiento de los dogouts, y por supuesto, del terreno.
Esto pensando en el inicio, a comienzos de agosto, de la Serie Nacional de Béisbol número 57. Sin embargo, esta situación le resulta nada favorable al equipo capitalino que se desempeña en la actual Serie Nacional sub 23 ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque tiene que jugar todos sus partidos como anfitrión en el “Changa” Mederos que no reúne, según mi opinión, las condiciones mínimas para enfrentar tan importante campeonato.
El conocido anteriormente por terreno dos de la Ciudad Deportiva, no tiene protección alguna en sus jardines: o sea, carece de colchones; no cuenta con “bullpenes” para que los relevistas calienten, y en las áreas destinadas para esas funciones. No existen las imprescindibles lomitas para que los pitchers puedan hacer su preparación con normalidad. Esto sin contar las irregularidades del campo que provocan que un lance, aparentemente fácil, se vaya por encima del fildeador así como la inestabilidad de las almohadillas que se levantan a cada rato.
El conocido anteriormente por terreno dos de la Ciudad Deportiva, no tiene protección alguna en sus jardines
Quizás estas adversas condiciones provoquen en el elenco que dirige Jorge Heredia, un llamémosle desgano que da al traste con la garra que otrora tenían los equipos de estas edades en la capital cubana. Según informaciones recibidas por parte de algunos padres, la mayor atención la tienen los serpentineros, que son entrenados por el muy capacitado José Elosegui, quien es ejemplo de rigor y disciplina.
El Habana con gorra de Industriales batea y fildea para bajísimos promedios. Como dije, sus lanzadores son los que mejor lo han hecho pero si no producen carreras ¿cómo van a ganar?
Pero no solo quiero hablarles de un conjunto que marcha a la zaga de esta lid; no. Quiero volver a caer en el tema tan manido del fútbol y el béisbol. Los que conocen nuestra Ciudad Deportiva saben que los terrenos dos, tres, cuatro y los espacios libres entre ellos, eran asediados por niños, jóvenes y adultos para jugar pelota.
Hoy se produce la disputa ¡pero para jugar fútbol ¡Qué bueno fuera si de esa masividad salieran Messis o Cristianos, pero como dije en otro comentario, ni aunque les implanten el ADN de ellos, nacerían futbolistas de calibre en Cuba! Al menos, no por el momento. (Claro, es mi criterio). Pero además, soñemos. De pronto, formamos un once nacional que participa en un Mundial ¿Por ello abandonamos nuestra amada pelota?
Por supuesto que tampoco se trata de dejar a un lado al más universal de los deportes ¿Vamos a dejar de ver buen fútbol, el mayor espectáculo del deporte en el planeta, el mismo que se puede ver en carpas de refugiados en el Medio Oriente, en las montañas o en los llanos; en toda la geografía mundial?
Claro que no, pero no podemos dejarnos arrebatar nuestra pelota, que es sangre, bandera, himno, Patria.
No podemos dejarnos arrebatar nuestra pelota, que es sangre, bandera, himno, Patria
Está de más decir que el éxodo de las últimas temporadas ha debilitado en alto grado la calidad de la pelota cubana. (Para contrarrestar un tanto esta situación, ya tenemos más de dos decenas de peloteros que podrían jugar en la muy calificada liga japonesa y una menos importante en Canadá). Pero no sólo es la emigración.
En mis tiempos de adolescencia, yo recuerdo juegos inter escuelas, ya sea, en primarias, secundarias, pre universitarios, tecnológicos; topes inter barrios que arrastraban multitudes, encuentros entre bateyes azucareros, topes universitarios, e incluso, entre los trabajadores. Había todo un andamiaje que se traducía en un bello espectáculo.
¡Se impone, pues, el rescate de eso! La masividad es la base de la superestructura que se traduce en la Serie Nacional, en el team CUBA.
La masividad es la base de la superestructura que se traduce en la Serie Nacional, en el team CUBA.
¿Cómo van a jugar en un “Changa” sin las más mínimas condiciones?
Pero, hay otro aspecto no menos fundamental ¿Cuánto les representa a los padres que sus hijos puedan jugar desde pequeños en los pocos, poquísimos, eventos infanto-juveniles que existen, por demás elitistas y no masivos?
Sí, porque para jugar a esas edades un poco más y les exigen ser Víctor Mesa, Luis Giraldo Casanova, Pedro Luis Lazo, Ariel Pestano, Yulieski Gourriel o Carlos Tabares. Les han exigido hasta estatura, aunque últimamente han tenido que conformarse porque nuestros niños, en su mayoría, son pequeños.
Repito: ¿cuánto les representa a los padres? Uniformes, spikes, guantes, bates, pelotas, petos, rodilleras, son necesarios y el país no reparte como antaño ¿Quiénes tienen que comprar la mayoría de estos implementos para que sus niños jueguen? Sí, el béisbol es un deporte caro, pero hay que luchar por él porque no por gusto ha sido siempre nuestro pasatiempo nacional.
El béisbol es un deporte caro, pero hay que luchar por él porque no por gusto ha sido siempre nuestro pasatiempo nacional
Cogí de base al Habana del sub 23, y aunque el resto de los equipos utilicen sus mejores parques, y en algunas provincias sí haya masividad, esta situación hay que arreglarla a nivel nacional… Si no, los terrenos de la Ciudad Deportiva seguirán siendo repletados por niños que sueñan solamente con ser Messi y Cristiano y no Alfredo Despaigne o Roel Santos.
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