Lionel Messi decide el clásico al “Noventayramos”

Así se fraguó el final de uno de los clásicos más vibrantes en la historia.

Messi festeja el tercer gol del Barcelona © Reuters
Messi festeja el tercer gol del Barcelona Foto © Reuters

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Este artículo es de hace 7 años

Exactamente cuando corría el minuto 91 en el estadio Santiago Bernabeu, Sergi Roberto tocó la redonda y, en una tremenda jugada, la trasladó convencido hasta tres cuartos de cancha. Sin aire en los pulmones y cerca del idilio, el centrocampista español la soltó a la izquierda, dos de los suyos la rozaron hasta que la caprichosa cayó en los pies del que mejor sabe amarla. Messi se vistió de Mesías y decidió el partido al “Noventayramos”, justo cuando el implacable agonizaba.

Así se fraguó el final de uno de los clásicos más vibrantes en la historia. Un duelo sujeto a la polémica, pero pletórico de grandeza y deseos, por ambas partes. Una obra magistral creada a base de pases, gambetas, goles y tapadas. Los pinceles se habían quedado en casa.


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La victoria de los catalanes 3x2 en el majestuoso Santiago Bernabéu desfigura el panorama. Ahora, la LaLiga Santander sigue abierta y preciosa, con un Barcelona que respira y un Madrid que continuará asfixiando.

Los de Zidane tienen un partido pendiente contra el Celta. Los de Luis Enrique hoy dormirán como líderes. Enorme una pugna de algo más de 90 minutos que puso al rojo vivo la competición. Una colección de paradas de Ter Stegen y Keylor Navas. Una repetida pose de "capitán" de Gerard Piqué. Un gol aleccionador de Rakitic.

Los de la Ciudad Condal pusieron a prueba su arrojo y otra vez dieron muestras fehacientes de pura valentía, de saber no retroceder cuando el pasto se incendia y las alternativas y las ocasiones se van tan rápido como un chasquido de dedos.

Madrid, ese eterno gladiador en las carreteras europeas, campeó por su respeto en su propio feudo, ante un enaltecido público, y apenas le faltaron unos segundos para echarse la corona en el bolsillo. Casemiro y James Rodríguez mecieron las redes del enorme Ter Stegen y millones soñaron y gritaron; algunos lloraron.

Los grandes de España nos legaron otro gran partido para la posteridad. Otro cuento para dormir a nuestros nietos.

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