Cheíto Rodríguez: "Todavía no he podido averiguar cuál fue el motivo de tanto ensañamiento"

Se considera el mayor portento jonronero que ha pasado por las Series Nacionales cubanas, sin embargo, su carrera fue tronchada lastimosamente.

Cheíto, El Señor Jonrón © Cortesía Pedro José Rodríguez
Cheíto, El Señor Jonrón Foto © Cortesía Pedro José Rodríguez

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Este artículo es de hace 7 años

Cubadebate publicó hoy una extensa entrevista a Pedro José "Cheíto" Rodríguez, el jonronero natural más grande que haya dado la pelota cubana.

Para muchos "se trata del slugger más grande que pasó por los platos de la pelota revolucionaria. Relativamente pequeño y regordete, el hombre desforraba pelotas como entretenimiento y firmaba cuadrangulares por puro amor al arte del bateo."


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En la especie de crónica que antecede la entrevista, se enumera claramente las hazañas del "Cheo". Quince jonrones en 45 veces al bate en Medellín 78´, por lugares por donde incluso "no la ha metido nadie", es, quizás, la marca que precede a Cheíto.

Su frecuencia de jonrones llegó a ser de uno, por cada 12.69 veces al bate. Con apenas 29 años, ya tenía 276 jonrones, y su nombre estaba ya entre los Top Five histórico de otros departamentos como slugging, carreras impulsadas y bases recorridas.

No por gusto, como bien reseña Michel, Bobby Salamanca lo apodó "El Señor Jonrón."

Luego, durante la tercera edición de la Copa José Antonio Huelga, a Cheíto le encontraron dentro de su equipaje, unos dólares.

Aunque nunca "los historiadores" se han puesto de acuerdo en la cifra - unos dicen que fueron ocho, otros que ochenta, algunos que 82 y esta vez Michel acota fueron 92 - lo cierto es que sobre Cheíto cayó el peso de una sanción más que injusta. Cheíto, días antes había rechazado un cheque en blanco para saltar al profesionalismo.

En la entrevista cedida a Cubadebate, Cheíto habla del trabajo de sus piernas, como parte de "la técnica" para dar tantos jonrones.

"Para dar jonrones usted tiene que haber llegado al mundo con fuerza natural, pero necesita desarrollar la técnica para lograrlos con frecuencia. Yo no daba paso para batear, pero trabajaba muchísimo con las piernas. Y no eran los tiempos de las pesas; lo que hacía era bastante dumble y cuclillas."

Su biotipo, bajito, y sobre lo gordo, no era el ideal según los "sabios", pero Cheíto a golpe de jonrones, destrozó la teoría.

"(...) normalmente jugaba con 90 kilos y eso me trajo enredos con algunos técnicos que hacían mucho énfasis en el peso corporal. Yo recuerdo un entrenamiento de la preselección en que a Romelio lo hicieron bajar de peso, luego el hombre no podía con el bate y lo dejaron fuera del equipo."

Según el mítico número 6 de la pelota cubana, parte del problema para desarrollar el talento hoy en día "se debe en parte a que los muchachos son atendidos por muchos licenciados, gente bien preparada, pero con poco conocimiento práctico. Y el bateo es muy difícil. Una persona cualquiera se lee un libro y si es inteligente, ya puede transmitirle ese conocimiento a un jugador. Pero el cómo hacerlo no lo domina a fondo, porque eso solo lo sabe el que jugó, especialmente si lo hizo a buen nivel."

"Adoraba los jonrones" dice Cheo, y confiesa que "prefería batear de 5-1 con un cuadrangular que de 5-5 sin ninguno."

"Incluso me gustaba pronosticarlos cuando ya tenía suficientemente analizado al lanzador," dice.

Y recuerda dos anécdotas. Una la vez que le dijo a Muñoz que diera al menos un jonrón, pues él pensaba dar dos; y la otra, más emocionante, el día que mandó a Misifú, el cargabates del equipo Las Villas a que recogiera los maderos, pues iba a decidir un juego frente a Rogelio García.

"(...) yo estaba un jonrón por detrás de Muñoz. Entonces le dije: ‘Guajiro, apúrate, que hoy voy a dar dos jonrones, trata de dar uno para que me ganes por menor cantidad de veces al bate”. Di uno en la primera vez al bate, él dio otro en el séptimo, y cuando llegó a home le pedí: ‘Quédate por ahí cerquita que la voy a volver a perder’. Y así fue”.

Integrante del mayor Un-Dos de la pelota cubana (junto al ya mencionado Antonio Muñoz), Cheíto dice desconocer los pormenores de su sanción.

"Todavía no he podido averiguar cuál fue el motivo de tanto ensañamiento. Nadie me lo ha podido explicar. Llevaba doce años en el equipo nacional, recibiendo ofertas de mucho dinero dondequiera. Los scouts me estaban siguiendo desde los juveniles. Sin embargo, eso no se tuvo en cuenta a la hora de analizar mi caso. Yo siento que debía haber sido sancionado, porque al final de cuentas en el país estaba prohibida la tenencia de dólares, pero tres años me parece que fueron un castigo excesivo.

"Cuando regresé de Venezuela parecía que había matado a alguien o tuviera una enfermedad contagiosa, porque los mismos que antes me habían alentado, me dieron la espalda."

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