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Tras el limbo migratorio y vital que han vivido los “cubanos de Nuevo Laredo” desde el pasado 12 de enero, en que la eliminación de la política de “Pies secos, pies mojados” los dejó en una suerte de tierra de nadie, el camino empieza a aclararse para ellos, aunque tal vez no en el rumbo que esperaban.
La intención final de todos ellos era arribar a Estados Unidos, pero ante el inmovilismo de la actual Gobierno de Donald Trump sobre el tema, que sencillamente lo ha ignorado, lo cierto es que el gobierno municipal de la localidad mexicana de Nuevo Laredo ―en coordinación con autoridades estatales y federales― ha prometido brindar todas las facilidades de trámites migratorios a los cientos de cubanos varados en esa ciudad fronteriza.
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El propósito final de esas gestiones es regularizar su estancia en México y evitar el empeoramiento de una situación que ya comienza a ser insostenible para todas las partes.
Según destacan medios de prensa locales, el presidente municipal ―Enrique Rivas Cuéllar― ha anunciado que, en el supuesto de que los cubanos decidan regresar a la Isla, o trasladarse a otra ciudades mexicanas, también se les apoyará “con la finalidad de que busquen un trabajo y pueden salir adelante”.
Desde mediados del pasado mes de enero, el gobierno municipal de Nuevo Laredo comenzó a apoyar a los cubanos, a lo que se sumó la ayuda de organizaciones religiosas locales o de cubanos residentes en EE.UU., lo que ha permitido que hayan podido llegar hasta aquí. Sin embargo, la situación merece una solución inmediata y es esa la que parece estar ofreciendo el Gobierno local.
Según ha expresado el alcalde:
"Inclusive algunos ya están participando de la actividad económica de la ciudad, trabajando, algunos con algún comercio, lo que vamos hacer es regularizarlos, darles las facilidades, para quienes se decidan quedar en Nuevo Laredo”.
No obstante, señaló que como todo ciudadano deberán cumplir y respetar las leyes y reglas de este país.
Los cubanos varados en Nuevo Laredo tienen como fecha límite para tomar una decisión hasta el 8 de abril, día en que habrá una vigilia en diversas partes de EE.UU. y donde se espera que el gobierno norteamericano los escuche, y que, en una última oportunidad, les abra las puertas para poder ingresar a ese país.
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