Una verdadera tormenta sobre un tabloncillo era aquella chiquilla, pequeña, menuda, morena, de ojos tremendamente expresivos y rostro de niña vivaz y entusiasta.
Así recuerdo yo mi primera visión de Oyanaisis Gelis, la “Oya” del básquet cubano, que vino a tratar de suplir con el tiempo a la estelarísima “ardilla” Lissette Castillo, en su función de base organizadora del seleccionado nacional femenino de baloncesto.
Con apenas un metro 72 centímetros de estatura, la Oya, nacida en Santiago de Cuba el 21 de octubre de 1983, vino a este planeta para jugar baloncesto; pero con ese tamaño no podía aspirar a estar en un deporte de “gente grande”.
No obstante, su pasión por Michael Jordan y las estelares jugadoras cubanas Margarita Skeet y la propia Lissette, provocaron que su somatotipo no resultase un handicap que impidiera sus sueños.
“Arnaldo Santos Cisneros fue mi primer entrenador. Él me ayudó a ser la persona que soy en estos momentos. A él y a mis padres les dedico todos mis logros.
“A pesar de mi tamaño, tenía muchos seguidores. Mi sangre ardía con el básquet y mi forma de jugar contagiaba. Me metía entre las mujeres altas y lograba canastas increíbles aunque lo mío fue organizar.
“También tuve grandes detractores que afirmaban que 'esa chiquitica no lo lograría'. Fue entonces que me impuse metas, una de ellas, llegar a la selección nacional”.
“Me enamoré del básquet cuando tenía siete años porque antes practicaba atletismo con mi mamá pero primero la Skeet y luego Lissette Castillo me convencieron de meterme debajo de un aro. Transité por la pirámide del alto rendimiento. Empecé a jugar en el semi-intrernado Raúl Gómez García de Santiago; después pasé por la EIDE Capitán Orestes Acosta; estuve un año en el CEAR Girardo Córdova Cardín en La Habana del Este, La Habana, hasta que concluí en el centro de alto rendimiento, Cerro Pelado.
“Estoy muy contenta por haber pasado por preparadores tan buenos como Pepe Ramírez, Eduardo Moya, Alberto Zabala y Márgaro Pedroso. Con ellos aprendí todo lo que sé del deporte de las cestas y las canastas, mi gran pasión”.
Licenciada en Cultura Física y Deportes del Instituto Superor “Manuel Fajardo”, la Gelis mantuvo su andar a lo largo de 16 años dentro del equipo grande.
Así transitó por seis Campeonatos Centrocaribeños del deporte (todos con medallas de oro); dos títulos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2006 y 2014; titular de los Juegos Panamericanos de República Dominicana en el 2003 y bronce cuatro años más tarde en la versión de Río de Janeiro.
Lamentablemente, la Oya no tuvo la oportunidad de competir en los máximos foros de este deporte. Por distintas causas, a pesar de poseer nivel, el equipo siempre quedaba fuera de la clasificación. Aún recuerdo la gran desilusión del Preolímpico del 2008 en Madrid, cuando estuvimos a sólo segundos de ganar una plaza para Beijing.
“Estuve en la selección por 16 años. Ahora estoy viviendo fuera de mi país pero no puedo olvidar quién soy, los buenos y malos momentos vividos por nosotras. Tantas jugadoras de élite, haber podido llevar nuestra bandera, ubicarla en lo más alto del podio, o sufrir por no poder hacerlo.
Ahora estoy viviendo fuera de mi país pero no puedo olvidar quién soy, los buenos y malos momentos vividos por nosotras
“Mi mayor desilusión es no haber podido competir en unos Juegos Olímpicos. No tuve ese privilegio y me siento muy mal por eso. Ese sueño se me esfumó de las manos, aunque no impide que esté contenta con mi trabajo por más de tres lustros.”
Oyanaisis Gelis tiene un ídolo: Leonor Borrell (Doña Leonor) para ella y para muchos, entre los que me incluyo, una de las mejores jugadoras en la élite mundial de todos los tiempos. "Ella desempeñó un importante roll en el desarrollo de nuestro básquet, rama femenina. La admiro como persona y jugadora. También siento especial afecto por Yamilé “la Peca” Martínez. En ambos casos, efectivos pivots que decidían encuentros a la hora buena.
“Tuve el privilegio de jugar con Taimarita Suero, Deysi Gloria García y la propia Ardilla Castillo, las tres defensas organizadoras como yo.
"De cada una aprendí algo. Siempre me llevé bien con todas aunque mi objetivo era ser la primera en mi posición en el equipo, y lo logré, a pesar de lo cual reconozco que Lissette era imbatible en sus buenos tiempos. Como he dicho ya, una de mis grandes ídolos.”
La pequeña santiaguera ha jugado con varias escuadras profesionales: en Rusia, con el Dyanamo de Moscú, en Brasil con el Marañhao Basquete y en Portugal, donde está ahora, con el CAD Coimbra basket.
“Quiero demostrar que todavía puedo jugar profesionalmente fuera de Cuba, que tengo talento, que puedo mejorar cada día y lograr mi más preciado sueño: jugar en la WNBA (el baloncesto para damas más prestigioso del orbe, la liga femenina de Estados Unidos). Amo este deporte, es el juego de conjunto más divertido ¿Por qué no soñar?”
Cuando yo comencé a “cubrir” periodísticamente el baloncesto cubano (aclaro que a mí me apasiona esta disciplina por encima de muchos otros deportes de conjunto), Cuba tenía un muy buen nivel, en uno y otro sexos. Aquellas Ligas Superiores masculinas llegaron a convertirse en el segundo mayor espectáculo del deporte cubano, tanto es así que, a veces, se hablaba más de básquet que de pelota y cuando aquello había buen béisbol todavía.
Sin embargo, las muchachas internacionalmente sobresalían. Esto fue cambiando con el tiempo: el éxodo de las principales figuras varoniles y el no lograr los objetivos, las féminas, provocaron un descenso en nuestro baloncesto.
Oyanaisis espera poder en un futuro próximo jugar en España, aunque como afirmó “a mis 34 años no pierdo la esperanza de jugar en la WNBA.”
“La Liga portuguesa es buena, me ha enseñado bastante. Se juega fuerte, en ella intervienen jugadoras de nivel mundial. No tiene comparación con la nuestra. En Cuba hemos perdido el desarrollo de atletas con talento, hemos mermado mucho en eso. Espero que todo mejore, se capten mejores figuras desde la base y los técnicos puedan salvar la situación.
“Mi Cuba es un país con defectos y virtudes. Tenemos derecho a estudiar, la salud, el deporte; por eso sé que se puede mejorar, recuperar los escaños perdidos. He viajado desde que tenía 10 años. He visto mundo: México, España, Italia, Francia, Puerto Rico, Portugal, Turquía, Hungría, Inglaterra. Me gusta mucho viajar. Me encanta Brasil, pero hay violencia. Después de decir adiós a las canchas me gustaría estudiar idiomas y entrenar a pequeños. Enseñarlos a que amen el básquet tanto como lo he hecho yo, mostrarles lo importante que es la familia en la vida del ser humano, conducirlos por el buen camino mediante la práctica del baloncesto.”
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