Ya lo había advertido Dana Frederick White, el cerebro "creador" y Presidente de Ultimate Fighting Championship (UFC): "This is not boxing, this is UFC" (Esto es UFC, no Boxeo)
Y lo había dicho, más que para resaltar lo obvio, para aclarar un detalle que en esencia es el que ha movido el interés de muchos hacia el consumo de una disciplina más violenta. Y es que si en el Boxeo rentado, los grandes púgiles se dan "el lujo" de escoger sus rivales, de eludir algunos y de pelear por la bolsa, en la UFC esos artilugios y triquiñuelas no existen. En la UFC el mejor enfrenta al mejor.
No podría haber sido este el mejor preámbulo para lo que todo el mundo estaría esperando: una pelea entre el cubano Yoel Romero, "Soldado de Dios" y el actual campeón de los pesos medios en la UFC, el británico Michael Bisping.
Ya en la última pelea de Romero, Bisping, desde la parte más arrriba del quorum, presenció el fenomenal knockout que el cubano profirió a su rival. Segundos después, Romero, luego de marchar - literalmente - por el óctagono le dijo algo como "¿qué más esperas?", un reto que Bisping en un inicio burló, pero a Dana White satisfizo enormemente.
"See you soon, Michael...and I love you", le gritó el cubano desde abajo, lanzándole un reto a lo inevitable: un próximo encuentro entre ambos.
Y es que el inglés en reiteradas ocasiones se le habría "escabullido" al cubano, pero sabía que sin dudas, a partir de esa "última pelea" ya no podría hacerlo más.
Se trata de un combate muy esperado, dónde incluso las apuestas están divididas pero, seamos sinceros, el británico es el favorito.
Sin embargo, lo trascendental de las últimas peleas de Romero, es que las ha finalizado no del modo en que todos hubiesen esperado lo hiciera, apelando a su fuerte, la lucha, sino propinando severos golpes con pies y manos, al más puro estilo de guerra callejera.
En el piso, poco podrá hacer Bisping contra un hombre que tiene apenas dos años más, pero que puede blasonar un título de campeón mundial, y un subtítulo olímpico.
La mesa ya está servida, ahora solo queda esperar... y sufrir, o triunfar.
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