La frase “reordenamiento de la canasta familiar” es un concepto que pocos fuera de la Isla entenderían, pero muchísimo menos captarían el de “pollo por pescado”, sustitución alimentaria que se viene padeciendo desde hace casi 30 años.
Sabido es que Cuba es una Isla donde el pescado ―por lo menos para el común de los mortales― clasifica casi como consumo de lujo.
Hoy es noticia que “Adelante”, diario local de Camagüey, ha publicado una surrealista nota ―porque surrealista era ya la realidad a la que responde― en la que se enfatiza que el "el país decidió eliminar el concepto de pollo por pescado y acordar la distribución de pollo".
La venta normada de pollo se realizará, para las áreas urbanas, unas 10 veces al año.
Ello viene a ser una vez cada 45 días: en 9 de ellas se venderá 12 onzas por persona, y en el mes de diciembre, sólo 8 onzas.
No habrá pollo en febrero ni en septiembre, aunque a los niños menores de 6 años le entregarán 6 onzas de pollo al mes.
Quienes viven en el campo tendrán pollo en 4 ocasiones durante el año, y la venta será de 10,6 onzas.
La conclusión es que, en 2017, en Cuba el pollo ha vuelto a ser pollo, el pescado sigue brillando por su ausencia, y lo que es peor, la propuesta sigue siendo desconcertante.
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