La conocí hace alrededor de 20 años, cuando aún no era atleta de la selección nacional de atletismo. Proveniente de la occidental provincia de Pinar del Río, muchacha decente, honesta, trabajadora, disciplinada, atenta siempre a la guía de su entrenador Raúl Calderón (ya en el equipo grande), la discóbola Yarelis Barrios SIEMPRE ha sido un buen ejemplo a seguir.
¿Cuál no sería mi disgusto al ver la noticia de su supuesto dopping y la pérdida en Beijing de su muy bien ganada medalla de plata?
Por supuesto, que a mi disgusto inicial se unió mi incredulidad y posterior enojo. Pueden hacer los análisis que quieran que siempre voy a creer en la limpieza de esta joven, ajena, muy ajena a sustancias prohibidas.
Su larga cadena de victorias que suma dos medallas olímpicas, cuatro mundiales y dos títulos panamericanos amén de sus resultados en Grand Prix y Ligas del Diamante, no es una mera casualidad.
Un mal manejo de las muestras, errores en la transportación de las mismas, son cosas que, lamentablemente, pueden dar al traste con una muy hermosa carrera atlética. El Príncipe de las Alturas, Javier Sotomayor, lo sufrió en carne propia, ¿o ya no nos acordamos de aquella epopéyica lucha tras los Juegos Panamericanos de Winninpeg en 1999?.
Yarelis fue a la Comisión Disciplinaria de la IAAF con un abogado, apoyada por el INDER, y según nuestra conversación particular en aquel momento, "Sólo les dije la verdad, les hablé de mi inocencia, desconocía la sustancia prohibida que me decían usé, mostré mi rostro empañado por la tristeza y ví una reacción positiva en ellos. Tengo confianza en que todo se arregle".
Por desgracia, la Comisión sólo hizo ratificar la sanción.
Sin embargo, la situación actual de Yarelis Barrios es aún más penosa.
Resulta que según palabras de la destacada discóbola en otro diálogo personal que me permite divulgar, al ser obligada a devolver su preciada medalla, ésta no aparece. Indaga y su mamá le explica que un "compañero de alta estatura del INDER de Pinar le pidió algunas medallas de Yarelis para exponerlas en el museo del deporte en el estadio Capitán San Luis y ella le dio algunas al azar y entre ellas estaba la plata de Beijing".
¿Pueden imaginar por un momento lo que sucede en la cabeza de la mamá de Yarelis y de la propia atleta? ¿Qué pensarán vecinos, amigos, aficionados? Personas de vergüenza, de buen hacer, sencillas, humildes, verse involucradas en tan lamentable asunto.
Esa mujer que se llama Yarelis Barrios, anda en estos momentos abriendo un camino de luz en este tenebroso sendero en el que se ha visto envuelta en los últimos meses. Está pidiendo ayuda a quienes tiene que pedirla, al Comité Olímpico Cubano, al INDER, a este movimiento deportivo al que tanto le ha dado: le ha dado su vida entera desde que estudiaba en la EIDE vueltabajera.
Yo, por supuesto estoy con ella, y para aquéllos que me han preguntado cómo es posible que el Laboratorio antidoping cubano no detectó el posible dopaje, no tengo respuesta, y saben por qué. Pues, porque el Laboratorio cubano es respetado a nivel mundial y en él se realizan pruebas a los atletas de alto rendimiento precisamente, en evitación de estos males. Por tanto, como decía el profesor Eduardo Dimas, "saquen sus propias conclusiones".
En cuanto a la presunta venta de la medalla, Yarelis asegura desconocer por completo qué es e - Bay y mucho menos haber recibido dinero por ella.
El Infierno de Dante se ha cernido sobre la destacada discóbola cubana, que pienso, debe recibir el apoyo de todos los que le celebramos sus triunfos. Para mí, sigue siendo la Yarelis de siempre, limpia y buena deportista.
En las buenas, todos estamos. En las malas, ¿quién se toma la cerveza caliente por Yarelis Barrios? ¡¡¡YO SÍ!!!
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