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Que el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, haya solicitado este lunes en Washington la derogación - o un cambio - en la Ley de Ajuste Cubano, puede ponerle un stop al flujo de emigrantes cubanos por la región, sí, pero no cambiará jamás - o al menos no por el momento -, el orden de los factores. Por ese mismo camino, y por otros, los del Sur, siempre seguirán buscando su porvenir en el Norte.
Solí, podrá pedir que paren con los cubanos, pero ¿y los hondureños? ¿los salvadoreños? ¿los guatemaltecos? ¿y los emigrantes de todos los demás paises?
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“La migración cubana es privilegiada en Estados Unidos. Hasta que esas medidas de alguna manera no cambien, seguirá siendo una circunstancia muy atractiva para los cubanos abandonar la isla”, dijo Solís durante un foro en el Wilson Center, en el cual el tema migratorio concentró gran interés.
Sobre el mismo tema se refirieron en la Casa Blanca.
“Los líderes coincidieron en que los desafíos de la migración irregular en América requerirá la cooperación cercana entre todos los países afectados”
Claramente, la voz de Solís, llega en un momento "peculiar". Ningún candidato se atrevería a decirle NO a los cubanos, a tan pocos días de las elecciones.
Y aunque "acciones ejecutivas que pienso que Estados Unidos debe considerar”, como dijera el mandatario, repetimos: esta es solo la punta de un iceberg mucho más grande.
Claro que los privilegios que se le otorgan a los cubanos generan otros intereses, y está claro además que Solís, apenas resolvería una parte de los problemas migratorios que ahora mismo existen en su región, donde aproximadamente de 2000 a 3000 migrantes de otros países, principalmente africanos y asiáticos, intentan pasar hacia la vecina Nicaragua, para de ahí seguir hacia el Norte.
Entre octubre y marzo pasado, Costa Rica logró resolver la crisis de los cerca de 8,000 cubanos, que se quedaron "atrapados" en su territorio.
Gracias a la ayuda de los países vecinos, principalmente México, estos fueron puestos a las puertas de su destino final: los Estados Unidos.
Pero todo amenaza descontrolarse nuevamente.
El propio Solís, que sin dudas actuó con más humanismo que el gobierno cubano, que apenas se limitó a decir "si quieren pueden regresar", dice que ellos "nunca habían tenido esta experiencia en Costa Rica (…)"
"Es un fenómeno completamente diferente”, apuntó el mandatario, quien aclaró que no es su interés "criminalizar la migración”, pero el fenómeno parece no detenerse.
“Puedes poner el más poderoso ejército en la frontera y van a pasar”, apuntó.
Y pasarán, porque mientras haya tanta pobreza allá abajo, y tanta riqueza en el Norte, sencillamente, pasarán.
Y no solo cubanos.
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