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El más reciente estreno de la compañía Vital Teatro, en el Centro Cultural Bertolt Brecht (Sala Teatro Tito Junco) se titula Pladur, y cuenta con un elenco que integran Néstor Jimenez (quien celebró 40 años de carrera mientras actuaba en esta obra), Enrique Bueno, Nora Elena Rodríguez, Yía Caamaño, Susana Ruíz, Alina Molina, Adriana Quesada, Marlon López y Joao Padilla, entre otros intérpretes.
Pladur está compuesta por tres piezas breves. En la primera de ellas, que se titula precisamente “Pladur”, hay tres reporteros que discuten apasionadamente sobre ética periodística o dinero fácil ante la primicia de una noticia que ha de conducirlos a la cúspide del oficio… mientras tanto, “la agencia” se derrumba.
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En la segunda, “Cajas de madera”, aparecen dos hermanas que —desde el balcón de su casa— se acaloran mientras observan los históricos sucesos del 5 de agosto de 1994 en La Habana. Una de ellas remueve los cimientos de una familia disfuncional, en tanto que la otra intenta salvar la imagen de los padres de ambas.
En la tercera parte, “Revolico a dúo”, alguien que llega de España quiere comprar un apartamento en el Vedado habanero. La (el) propietario del recinto en venta es un (una) inquietante fotógraf@. El negocio podrá realizarse si el comprador accede a tomarse una foto con la pañoleta roja colgada al cuello.
A partir de componentes como el humor y la ironía, para reflejar tragedias cotidianas y momentos dramáticos de la Cuba contemporánea, el dramaturgo Amado del Pino le ha proporcionado a Vital Teatro la posibilidad de llevar a escena obras como Triángulo, En falso o Cuatro menos. Pladur es la nueva entrega del binomio Del Pino-Palomino, es decir, del dramaturgo y la compañía Vital Teatro.
Con producción de Bobby Estany y Zuced Ramos, la puesta y el texto dramático vuelven a reflexionar sobre la insularidad enfrentada a problemáticas universales como la emigración, la ética profesional, la búsqueda de la verdad o la complejidad de las relaciones familiares.
Alejandro Palomino, fundador y director del grupo hace 22 años, refiere que en Pladur no es preciso sostener un “hilo conductor” a lo largo de la acción, pues los intereses éticos-formales de este proyecto descansan en la coexistencia de estilos diversos, impresiones y sensaciones variopintas según el conflicto que en ese momento tiene lugar durante la representación.
“El súper objetivo del trabajo sigue siendo el de compartir y polemizar y disentir sobre ciertos pedazos de nuestra realidad o fragmentos de una ‘realidad’ fragmentada por el tiempo y los hombres que la hemos habitado. Pladur, Cajas de madera y Revolico a dúo son tramos, contextos y circunstancias dadas de un abanico histórico mucho más complejo, de un poderoso entramado y de una muy alta dificultad brechtiana, según la Teoría del Distanciamiento”, considera.
(Imágenes de Ismael Almeida tomadas de http://enfoquecubano.blogspot.com)
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