En la actualidad, en Cuba existen unos 496.400 adultos en edad laboral que ejercen el trabajo por cuenta propia. Las cifras, ofrecidas este domingo 10 por el diario cubano Trabajadores a partir de informes del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, indican que de ellos el 65 % “se agrupan en las provincias de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba”.
Por sectores, los que han experimentado un mayor crecimiento son aquellos relacionados fundamentalmente con servicios: elaboración y venta de alimentos (56.270), transporte de carga y de pasajeros (50.482), arrendamiento de espacios, habitaciones y viviendas (28.634), agentes de telecomunicaciones (24.195). Un 22% del total de estos cuentapropistas, unos 114.000 trabajadores, se correspondería con los contratados.
Las cifras de la noticia, como todo dato general frío, desprovisto de contextualización o relativización, no solo no informan demasiado sino que ocultan, pues para comprender cabal y profundamente, qué representa el floreciente sector privado en la sociedad cubana no basta con una gruesa distribución por sectores, ni con señalar que el 12% sean jubilados, que "los jóvenes y mujeres representan el 30 %, respectivamente" ni, mucho menos, que el 17% trabaje además en el sector estatal.
Convendría saber, por ejemplo cuántos de estos 'nuevos empresarios' iniciaron su historial laboral en el sector estatal, cuántos lo abandonaron espontáneamente y cuántos se vieron impelidos u obligados a hacerlo. Convendría conocer, además, cuántos poseen estudios superiores y en qué disciplinas, pues son datos que podrían tomarse como indicadores de la salida laboral que tienen unas carreras frente a otras y la propia valoración social o confianza que sus profesionales les confieren.
Tampoco se dice en qué sectores labora ese 17% que compatibiliza trabajo para el estado con trabajo para el mercado privado ¿Se corresponden estos trabajos para el estado con esferas que inciden más directamente en 'resolver' las materias primas y demás necesarios para los negocios? ¿Acaso determinados trabajos estatales obtienen más facilmente los permisos requeridos que otros? ¿Acaso los bajos ingresos de algunos empleos con el Gobierno son un catalizador para emprender la ruta del cuentapropismo? ¿Estos trabajadores pluri-empleados se desenvuelven en similares actividades o hay un divorcio entre las responsabilidades que desempeñan para el gobierno y las del mercado privado? ¿Pudiera establecerse alguna tendencia o correlación?
La ligera reducción del número total actual con respecto a mayo del año anterior, cuando había unos 504.600 'cuentapropistas', tampoco dice demasiado pues, en primer lugar han transcurrido pocos meses entre los dos momentos donde se ha hecho el corte como para que pueda comprobarse una efectiva tendencia al descenso y en caso de haberla.
Este dato tampoco puede tomarse inmediatamente como indicio de fracaso por las muchas trabas existentes en la obtención de los permisos, la ausencia de proveedores mayoristas, la inestabilidad en la adquisición de los productos o los elevados impuestos, pues podría ser consecuencia, también, de un espontáneo reacomodo y criba natural del mercado y de una esperable tasa de abandono en quienes se lanzan a la empresa de tener negocio propio, en la mayoría de los casos sin conocimientos ni experiencia previos.
Sobran las preguntas y faltan, en cualquier caso, muchos más y diversos datos para conocer a profundidad el cuentapropismo en Cuba y para poder hacer una mejor caracterización del perfil de quienes deciden hacer del trabajo por cuenta propia la vía para obtener ingresos y sustentos en la Isla.
(Imagen tomada de JuventudRebelde)
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