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La popularidad mundial que goza el máximo líder de la Santa Sede no hizo más que multiplicarse en la mayor de las Antillas, donde no se contuvo al hablar de política, ideales, libertad y reconciliación.
En su histórico itinerario de nueve días que incluyó a la nación caribeña y a su vecino del norte (EEUU), el Sumo Pontífice logró esparcir un mensaje de esperanza y fe en el cambio que tanto necesitaban los cubanos, una suerte de guía para el nuevo contexto que vive ahora la isla.
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Desde su primera misa, el pasado domingo en la Plaza de la Revolución de La Habana, el Papa Francisco sentenció: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir” y “servir a los hombres, no a los ideales (…) servir nunca es ideológico”
De tal forma, dejó claro que resulta más importante para un país proveer la libertad religiosa y el apoyo humano al pueblo que exaltar las ideologías.
Más tarde ese mismo día, el pontífice se reunió con el exmandatario cubano, Fidel Castro, al cual le obsequió libros y registros grabados de Armando Llorente. El autor de tales obras fue profesor de Castro durante su juventud y fue obligado a salir de la isla luego de que el exgobernante llegara al poder.
El líder católico y latinoamericano, también hizo un llamado a creer en el cambio, durante su encuentro con los fieles de la ciudad de Holguín, en la segunda etapa de su visita a Cuba.
Su Santidad clamó por la reconciliación de los cubanos dispersos por el mundo, tal petición la realizó en oración a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, durante su estadía en el poblado de El Cobre, en Santiago de Cuba.
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