Está claro que los cubanos, desde José Martí y Cecilia Valdés, hasta la pintura de Wifredo Lam y las películas de Tomás Gutiérrez Alea, es mucho más que rumba y son, bailoteo y sensualidad, aunque nuestra idiosincrasia obligatoriamente atraviese tales referentes.
Ni siquiera la música cubana está marcada solamente por el erotismo de la rumba y el desenfreno del son o del reguetón, porque están las nostalgias y tristezas cantadas en la trova, el bolero o el filin. Pero últimamente, tres videos musicales protagonizados por grandes estrellas de la música pop en español, como Enrique Iglesias (unido a Descemer Bueno y Gente de Zona), Marc Anthony (también junto a Gente de zona) y más recientemente Olga Tañón, han triunfado con videos musicales grabados en Cuba, o simulando ambientes cubanos.
Los tres videos mencionados, y me refiero por supuesto a los archifamosos y recontrapopulares Bailando, La gozadera y Vivo la vida, se parecen lo suficiente como para presentar un paradigma tan reiterado que puede llegar a aburrir muy pronto, aparte de que recrean exactamente la misma imagen de una Cuba ideal, mentirosa, de postalita, colmada de mulatas y mulatos bellísimos, constantes bailoteos en la calle, gozaderas sinfín, hedonismo interminable, sensualidad sin límites…
Como si fuera un secreto descubierto “de pronto” por Enrique Iglesias y Marc Anthony, el incomparable sentido del ritmo de los cubanos inunda las calles (que supuestamente se ubican en Centro Habana o La Habana Vieja, pero ya sabemos que se replicaron en República Dominicana) y marcan el paso de una comparsa contagiosa de bailadores, que siguen obedientes el ritmo marcado por la figura líder (siempre extranjero, porque tanto Descemer como Gente de zona son más bien secundarios) y solo un extranjero, de momento, puede ser el estrellón que venda miles de discos, y provoque el desmayo de los servidores en internet, cuando miles de usuarios en el mundo quieran repetir el efecto, indiscutiblemente hipnótico, de uno de estos videos musicales.
La comparsería bailadora se maravilla por el ritmo contagioso de Gente de Zona, aunque la posición de liderazgo, los principales planos del video musical, favorezcan las respectivas fotogenias, presencias estelares y protagonismos obligatorios de Enriquito (incapaz de bailar con esas caderas de ascendiente gallega), Anthony (que tampoco baila mucho, pero imitó un giro de cabezas de Gente de zona y así garantizó la gracia gestual del video) y Olga, la Mujer de Fuego, que se sube a un convertible y recorre la capital, y es aclamada por sus fans, quienes la asumen como la iluminada, la líder, la gozadora que ha descubierto su paraíso natural, y es recibida por los cubanos en plan de divismo merenguero.
La popularidad de estos tres videos musicales está amparada por el momento de apertura favorecida por el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Enriquito y Marc decidieron imitar Cuba en República Dominicana, Olga ya se atrevió a venir a la Isla y grabar aquí, dirigida nada menos que por Equis Alfonso.
Mientras Vivo la vida, de Olga, se hace inmensamente popular en internet, se anuncia que la cantante regresará a Cuba a realizar conciertos multitudinarios, y gratis, en Santiago y La Habana, en diciembre, mientras la cantante explicaba en ruedas de prensa que tenía muchas esperanzas cifradas en el futuro de Cuba.
El colombiano Carlos Vives declaró esta semana que también quiere venir a la Isla, y actuar, hacer videos y todo lo demás. Esperemos que el resultado de tal visita, en video, comience a variar este paradigma de descubrimiento ingenuo y sorpresa puesta en escena, medio publicitaria y medio aburrida ya, que se respira en la serie constituida por Bailando, La gozadera, Vivo la vida, etc, etc, etc.
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