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El Banco de Crédito y Comercio (Bandec), dijo que "se siente humano" en Facebook y anunció la habilitación de una cuenta bancaria para recaudar fondos destinados a los damnificados por desastres naturales en el oriente del país.
Su objetivo es canalizar las donaciones que desee hacer la población. Podrán realizarse los envíos de dinero a través de diversas plataformas como Transfermóvil, Enzona y el portal Kiosco, así como mediante depósitos en efectivo en las sucursales de Bandec.
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El gobierno cubano ha aplicado esta estrategia en otros desastres naturales. Lo hizo en 2022 tras el paso del huracán Ian, y también en 2020 para recibir donaciones destinadas a producir alimentos en la pandemia del coronavirus.
Si bien la solidaridad del pueblo cubano es indiscutible en situaciones de emergencia, esta iniciativa estatal plantea serios cuestionamientos sobre la capacidad del gobierno para cumplir con sus responsabilidades en términos de atención a los ciudadanos afectados.
En un país donde el Estado controla casi toda la economía, resulta preocupante que deba invitar, captar, llamar a los aportes voluntarios de la población, que ya está extremadamente empobrecida, en lugar de disponer de fondos propios para estos fines.
Es importante recordar que el gobierno de Cuba, desde hace varios años, en vez de donar alimentos, suele vender la comida a los damnificados. Ya ocurrió así tras los derrumbes en La Lisa, en marzo de 2024, después de unas inundaciones en La Habana, y en otras ocasiones anteriores.
A esto se suma la falta de transparencia que históricamente ha caracterizado la gestión de recursos en Cuba. Los ciudadanos carecen de garantías de que sus donaciones serán efectivamente utilizados para ayudar a los más necesitados.
En última instancia, la recaudación de fondos para damnificados a través de Bandec parece ser una estrategia del gobierno cubano para desviar su responsabilidad en la gestión de emergencias, utilizando la solidaridad de la población en beneficio de su propia narrativa.
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