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El polémico Hotel K23 en La Habana, conocido como Torre K23 y financiado por el conglomerado militar GAESA, genera en redes sociales duras críticas a la gestión económica del gobierno, en medio de la crisis energética.
La usuaria Ana Leydis Morales compartió una imagen del hotel en el grupo de Facebook Fotos de La Habana. Su post ha recibido un centenar de comentarios y entre ellos destaca la duda de un cubano: "¿Cuántas termoeléctricas hubieran reparado con el dinero que gastaron para la construcción de ese hotel?".
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Mientras el país sufre apagones generales, por escasez de combustibles y por tener un sistema energético en ruinas, la lujosa Torre de 23 y K, con más de 560 habitaciones vacías, es un recordatorio de lo que hace el régimen con el dinero del pueblo.
El edificio, de 154 metros de altura, es un proyecto millonario que contrasta con la urgencia de reparar las centrales termoeléctricas que colapsan regularmente en Cuba.
No se conocen los datos oficiales, pero sí existe un estimado del costo de este tipo de hoteles de lujo. En este caso oscila entre 226 y 565 millones de dólares. El análisis debe hacerse al alza, atendiendo a que la mayoría de los materiales han sido importados.
Una planta de 300 MW, similar a la CTE Antonio Guiteras, cuesta entre 210 y 450 millones de dólares, lo que significa que, con la inversión destinada al K23, el gobierno de Cuba podía haber solucionado algunas cuestiones de la crisis energética en el país.
El pueblo cubano enfrenta apagones diarios desde hace más de tres años. A las personas les cuesta entender la decisión de priorizar una torre de lujo, por encima de realizar las mejoras al Sistema Electro-energético Nacional.
Un hotel de 40 plantas y más de 500 habitaciones, puede tener un consumo energético significativo. Basado en un promedio de 30 MWh por habitación al año, se estima que su demanda continua es de aproximadamente 1.93 MW.
Este cálculo abarca el uso típico de energía para iluminación, climatización, ascensores y otros servicios esenciales, sin considerar posibles variaciones por eficiencia energética o sistemas adicionales específicos del edificio.
El gobierno autorizó la construcción de un edificio que le recuerda a los cubanos cada día cuán desconectadas están las políticas de la Revolución, de las necesidades más urgentes de los ciudadanos.
Mientras las autoridades defienden el proyecto como una apuesta por el turismo, muchos cubanos opinan que Cuba no necesita más hoteles de lujo, sino soluciones inmediatas a su crisis económica, energética, política y social.
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