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Cuba continúa sin acceso a internet después de más de 24 horas de apagón masivo, lo que ha generado un significativo aislamiento digital para millones de personas que, además, permanecen bajo la amenaza de un huracán.
Según el observatorio internacional de interrupciones de internet NetBlocks, los datos de la red muestran que gran parte de Cuba sigue desconectada, como resultado de un segundo apagón nacional reportado este sábado.
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Este corte energético ha paralizado tanto las comunicaciones como varias áreas de la economía, señaló la fuente.
El pasado viernes, un fallo en el sistema eléctrico generó un apagón general que afectó a toda la isla.
Las autoridades cubanas han tenido dificultades para restaurar el servicio, lo que obligó al primer ministro, Manuel Marrero Cruz, a reconocer que la crisis energética no tiene precedentes.
Esta situación ha dejado en evidencia la fragilidad de la infraestructura eléctrica del país y su capacidad para lidiar con incidentes de esta magnitud.
Para colmo de males, cuando los cubanos se encuentran a oscuras y sin servicio de internet, se formó un huracán este sábado que se acerca peligrosamente a la costa norte del país. Las autoridades piden a la población "mantenerse informada", pero no han aclarado por cuáles vías sería esto posible.
La organización NetBlocks, especializada en el monitoreo de la censura y las interrupciones de internet a nivel global, ha informado en tiempo real sobre la situación en Cuba.
En su más reciente actualización, advirtieron que las interrupciones en el servicio no solo afectan la conectividad local, sino que también agudizan la crisis económica en la isla, al frenar actividades comerciales, transacciones financieras y la comunicación con el exterior.
NetBlocks se ha convertido en una fuente confiable para seguir de cerca estas situaciones, pues brinda datos objetivos sobre el alcance y la magnitud de los cortes de internet en distintos países.
En el caso de Cuba, la información proporcionada por esta organización es especialmente valiosa dado que las fuentes oficiales dentro del país suelen manejar con discreción o manipular la información real sobre la magnitud del problema energético y sus repercusiones en las comunicaciones.
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