Leonardo Suárez, Rodney Ramos y Alejandro Valdés son cubanos y trabajan en las inmediaciones de Tampa, pero tienen la particularidad de que en Cuba también fueron bomberos. De hecho, Valdés y Ramos coincidieron en el mismo comando de La Habana Vieja.
"Somos los únicos bomberos del Estado de la Florida que también fuimos bomberos en Cuba y queremos que ese número se incremente", comentó Leonardo Suárez. En una entrevista concedida a CiberCuba explica que fue Alejandro Valdés el que le animó a apuntarse a la escuela y hacer los tres cursos que se exigen para entrar en los Bomberos en Estados Unidos.
Valdés empezó a estudiar animado por su padre y no se cansó de animar a Leo Suárez y como éste no se decidía, hizo que lo llamaran de la escuela y fue así como finalmente Suárez emprendió el camino que le ha llevado hasta la profesión que le da vida. De hecho, no se imagina ejerciendo otra cosa que no sea de bomberos.
"Difícil es, pero no imposible", dice Rodney Suárez, de La Habana Vieja, residente en Miami desde 2005, cuando se le pregunta sobre el grado de exigencia que tiene prepararse para ser bomberos. En su opinión, lo primero es el idioma, lo demás, es esfuerzo, trabajar a tiempo completo y a la vez estudiar. Lleva mucho sacrificio, pero para gente como ellos que viven su profesión con intensidad, trabajar en lo que les gusta, no es trabajar, explica Alejandro Valdés.
Los tres vivieron conmocionados la explosión del supertanqueros de Matanzas en 2022 y del Saratoga. Aún se les ensombrece el rostro cuando recvuerdan a los bomberos fallecidos en esas dos tragedias que conmocionaron la Isla hace dos años. "Los mandaron a la muerte", señala Suárez.
Aunque en el comando de Leonardo Suárez, él es el único hispano, asegura que no ha tenido problemas para integrarse porque sus compañeros están muy familiarizados con la cultura cubana.
Actualmente, añade Rodney Ramos, la mayoría de intervenciones que lleva a cabo como bombero son sanitarias, pero sabe que la suya es una profesión de riesgo y aún así quiere que sus hijos, que aún son pequeños, continúen con la tradición familiar.
Los tres aman su profesión y están convencidos de que "los bomberos tienen los mismos objetivos en cualquier lugar del mundo: salvar vidas".
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