Un joven cubano que el domingo pasado salvó la vida a un hombre que cayó en un pozo en Mantua, Pinar del Río, aseguró que nunca antes había hecho algo parecido.
El hecho sucedió en la comunidad costera de Arroyos de Mantua, donde un vecino del pueblo decidió bajar a un pozo de 25 metros para limpiarlo. Una vez abajo, la falta de oxígeno le provocó desorientación y pérdida de la conciencia. Cinco minutos más, y hubiera muerto.
Tras recibir una llamada de auxilio, acudió un equipo de Tropas Guardafronteras y de Destino Especial del Ministerio del Interior.
Una vez en el lugar, el oficial Abel Martínez Fiallo, de 25 años, no dudó un instante en atarse una cuerda y descender al pozo.
En el fondo, ya sin oxígeno y con hipotermia estaba Lázaro Iglesias Valdés. El joven lo amarró por el pecho, debajo de los brazos, y le hizo una señal a sus compañeros del equipo que estaban arriba para que los subieran.
"El señor había bajado a limpiar el pozo. A esa profundidad falta el oxígeno y no todo el mundo puede bajar tanto, de hecho, en el rescate yo sentí que a partir de los 10 o 12 metros ya empezaba a escasear el aire. Pero se trata de una operación contra el tiempo, es a contrarreloj", relató a Juventud Rebelde.
"Cuando subimos le prestaron primeros auxilios y se trasladó al accidentado hasta el policlínico. La gente me aplaudió, su hija estaba allí, también otros familiares. Nunca había hecho algo parecido, y salió bien. Logré salvar a un hombre", agregó.
Martínez Fiallo, casado y padre de un niño de un año y tres meses, relata que "en cuanto mi mamá lo supo me llamó, orgullosa".
Él también fue sometido a exámenes médicos tras salir del pozo y asume su acto con naturalidad.
"Hice lo que tenía que hacer en esas circunstancias, de lo contrario un hombre, un padre de familia, hubiese fallecido", expresó.
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