En medio de la crisis económica y el aumento de la inflación en Cuba, bailadores convocados por las autoridades se reunieron este domingo en el Malecón habanero para batir el récord mundial de rueda de casino, logrando la mayor cantidad de personas bailando este estilo simultáneamente.
El evento, que tuvo lugar en el Día Nacional del Son, contó con la participación de más de 2,900 bailarines de toda Cuba y 142 ruedas de casino. Según Luis Llamo Castillo, a quien se le considera el embajador del Son en Cuba, los bailadores de casino “vislumbran soluciones más allá de adversidades, contagiando a todos con su mágico ritmo”.
El proyecto busca inscribirse en los Récord Guinness en noviembre. La iniciativa, parte del Proyecto Internacional “Retomando el Son Bailando Casino”, resalta la importancia de la cultura cubana y de los bailes populares, según la prensa oficialista.
Celebrado en la Plaza La Piragua, el evento contó con el apoyo de varias instituciones estatales, que no repararon en gastos para la organización, tanto para la impresión de los pulóveres como para el transporte de los participantes.
En medio de la peor crisis de la economía cubana, con la inflación disparada y descontrolada (el dólar acercándose a los 400 pesos cubanos en el mercado informal de divisas), sin combustible, sin harina para el pan, con grave escasez de alimentos y amplias capas de la población en riesgo de inseguridad alimentaria, el régimen totalitario encuentra los recursos para conseguir un récord de frivolidad inaudita, presentado como imagen propagandística de la alegría y resiliencia de los cubanos.
Auspiciaron el evento el ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de Casas de Cultura, Artex y el Instituto Nacional de Deporte, Cultura y Recreación; y participaron casi 3,000 personas.
Sin embargo, a juzgar por las imágenes, el resultado final fue un tumulto descoordinado que representó a la perfección la desorientación de un régimen que no ofrece soluciones a la crisis económica, pero sigue apostando por el tiempo añadido que pueda procurarle su decadente propaganda.
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